2.11.08
La Princesa en su hábitat natural I
Hace un par de semanas fuimos a Würzburg. Ya habíamos estado el año pasado, pero esta vez íbamos a ver el palacio, que es patrimonio de la Unesco. Como de costumbre, fui encomendada con la tarea de buscar horarios y precios, y es ahí cuando me enteré de la existencia de algo maravisshhoso: el pase anual de los Palacios de Bavaria. Por la módica suma de 65 Euros entre los dos, podremos visitar todos los palacios estatales de Bavaria, durante un año, las veces que queramos!
Empezamos por supuesto con la Würzburger Residenz. El palacio es en estilo rococó, totalmente principesco. Gran parte fue reconstruida despés de la 2da guerra, en que la ciudad fue bombardeada maaal. Por suerte lograron rescatar muchas cosas que habían desmontado, justamente, previendo que les podía caer un cuetazo, pero de todas maneras el daño fue considerable. Destaca la escalinata de acceso al primer piso, una bestialidad digna de que Cenicienta pierda en ella el zapatito. Las molduras son absolutamente espectaculares, mayormente asimétricas, con formas que recuerdan olas rompiendo, relieves súper artísticos y hasta falsas cortinas, todas de estuco, "colgando" de algunos techos. El salón imperial estaba en proceso de reforma, por lo que de él sólo vimos unos cuantos andamios y, eso sí, las arañas en primer plano, pq las habían descolgado y estaban en sendas vitrinas a nivel de piso. La otra perla es el salón de los espejos, que viene a ser a este palacio lo que el dormitorio caribeño al de Sans Souci: tan fiero que es hermoso. Lo que sí no tiene comparación es el trabajo artesanal contenido en las cuatro paredes de la habitación. Está TODA cubierta de espejos decorados, un laburo tremendo. Cuando la segunda guerra, ante la imposibilidad de desmontar la sala (pues los espejos estaban cimentados a la pared) no tuvieron mejor idea que taparlos construyendo una especie de gran cajón de madera. Fue peor el remedio que la enfermedad: el bombardeo incendió la madera, que ardió a tal temperatura que derritió la totalidad de los espejos. La reconstrucción de esta habitación duró casi una década, con un costo de 3 millones de Euros (de un total de 20 millones invertidos en la Residenz completa). Otra sala muy bonita y sumamente original es el Grünlackiertes Zimmer. Originalmente estaba pintada de plateado con barniz verde por encima, lo que le daba un color verde metalizado, alegre y cálido. El trabajo de marquetería del parquet de este cuarto es impresionante .
Después de pasear un poquito por los jardines del palacio, y de almorzar, fuimos al Castillo. Sí, porque Würzburg tiene palacio, en el centro de la ciudad, y castillo fortificado, en una colina cruzando el río Main por un puente divino con estatuas al estilo del Puente Carlos, de Praga. A los patios del castillo se accede libremente, pero adentro del edificio propiamente no habíamos estado, pues se entra pagando... o con nuestra tarjeta maravillosa, claro. El castillo es más antiguo que la Residenz y por lo tanto más despojado, igual es hermoso. Desde la colina, en las laderas de la cual se cultiva la vid, se tiene una hermosa vista de toda la ciudad.
Antes de emprender la vuelta tomamos la leche en un barcito muy fifí al lado del puente.
NOTA: Como en el interior del palacio no estaba permitido hacer fotos, las que ilustran esta entrada están sacadas de distintas web. De la de la habitación de espejos y la hab. laqueda se accede a sendos tours virtuales, así que si quieren "recorrer" el castillo, sólo hay que clicar en la imagen.
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Qué fortunas que gastan los alemanes para mantener esos lugares! Por más que definitivamente el barroco no es lo mío, reconozco el valor artesanal de esas obras, estucos, pinturas, dorados, espejos. Sí son magníficos los jardines, y me entretuve en la visita virtual. En esa escalera cabe un ejército de Cenicientas.
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