Nota: Si vieron la Part One sin fotos, vuelvan a mirarlo pq le agregué.
Como el viaje lo planificamos con tanta anticipación (para conseguir buenos precios en semana santa, bookeamos en enero), ya tenía armados varios recorridos y visitas a los sitios más importantes para no perder ni un minuto de tiempo. Y efectivamente, a mediatarde ya nos dolían las piernas como si en la peregrinación a Luján anduviéramos ya por Francisco Álvarez.
Para poder dormitar un poco más el primer día, pues habíamos llegado al hotel a las 2 de la madrugada, tenía planeado el Cambio de Guardia en Buckingham Palace, que es a las 11:30. pero entre que llegamos allí super temprano y que como llovía no sabíamos si se haría o no, decidimos modificar el recorrido sobre la marcha. Recorrimos primero el pituquísimo barrio de St. James's, hasta llegar a la archifamosa Piccadilly Circus. De allí tomamos el tube hasta Tower Bridge para ver la Torre de Londres. 
La Torre de Londres no es "la" torre, sino varias, pues se trata de una ciudadela contruida, ampliada y reformada a lo largo de muchos años. Sirvió de prisión, residencia, almacén, polvorín... Su faceta más conocida es la de cárcel VIP: allí solían encerrar a los presos de sangre azul. También encierra historias escabrosas como la de la desaparición en el de los sobrinos de Ricardo III, Eduardo V (q heredó el trono a los 12 años) y su hermano Ricardo. La hipótesis más factible es q Riocardo III los mandó matar para quedarse él con el trono (ya q como hermano del difunto rey era el 3º en orden de sucesión después d los 2 niñitos). De hecho, dicen q es el lugar más "embrujado" de Londres - hace unos años incluso se difundió un video con el supuesto fantasma de Lady Jane Grey (una de las esposas de Enrique VIII). La cuestión q aunque la entrada era bastante salada (£15) valió la pena pues adentro hay un montón de cosas para ver: las torres varias donde encerraban a los prisioneros, el palacio medieval donde habitaron varios reyes; la White Tower, primer edificio del complejo que alberga un completo museo de armas... También se alojan en la fortaleza las Joyas de la Corona, pero a pesar de que me hubiera hecho mucha ilu verlas, pasamos de ellas pues en ningún momento bajaba de 200-250 metros la cola para entrar a verlas, y vamos, una tiene su dignidad, también. El consuelo fue que en Martin Tower, al final de la pared Noreste, había una exposición acerca de la confección de las distintas coronas que han usado los monarcas ingleses a lo largo de la historia, con varias estructuras de coronas vaciadas de sus piedras y varias curiosidades sobre lso diamantes que se les engarzan: por ej., a veces no ha alcanzado el presupuesto para encastar todos los diamantes necesarios para rellenar la corona, por lo que en esos casos los diamantes se alquilaban, y al terminar la coronación se desencastaban y se devolvían al joyero. Una reina (no recuerdo cuál) dijo que ella no pensaba ponerse una corona de diamantes prestados, por lo que hizo desmantelar sus propias joyas para usar las piedras en la corona. Después las volvieron a su lugar.
La torre es hogar habitual de un grupete de cuervos. Los primeros cuervos se instalaron en la época de Carlos II, a quien le vaticinaron que el día que los cuervos abandonaran la Torre, caería la monarquía. Desde entonces, siempre se ha mantenido una pequeña bandada. Sin embargo, por esas cosas de la modernidad, los pobres pajaritos se encuentran actualmente en jaulones por precaución frente a la gripe aviar. No sea que un virus acabe con la monarquía.
Desde la Torre de Londres se tiene una vista privilegiada del Tower Bridge, mal llamado por la mayoría de la gente Puente de Londres. El London Bridge está unas cuadras más río arriba y es de lo más aburridito. Tampoco se va a caer, y me atrevo a asegurar que pesa bastante más de un quintal.
Salimos de allí como cuatro horas después con un hambre bastante atroz, pues como de costumbre comer en esos sitios es prohibitibamente caro. Dimos la vuelta a la City, el núcleo primigenio de Londres que alguna vez fue la Londinivm romana y hoy es el centro financiero oficinístico de la ciudad. Este recorrido incluyó Leadenhall Market, antiguo mercado de abasto de carnes, hoy galería comercial, conocido por los iniciados por haber sido el escenario cinematográfico de Diagon Alley. 
Comimos en un fast-food local, Subway, donde a precio de Merdonals hacen un chogusanes espectaculares, frescos, con lo que Ud. quiera ponerles, bien llenativos. Pasamos por la Catedral de St. Paul's, en los escalones de la cual he querido sentarme desde que ví Mary Poppins, y nos llegamos hasta otra iglesia cercana, St. Batholomew the Great. Es la iglesia más antigua de Londres, del siglo 12, y es preciosa por lo rústico de su construcción. Ya dándonos cuenta de que la planta del pie puede doler, y dolía, tomamos el subte hasta el otro lado del Támesis para ver la Tate Modern, que funciona en una gigantesca ex-usina, un edificio alucinante en el típico estilo industrial inglés. Muy bueno en general, salvo por los ladris de siempre q no pueden faltar en los museos de arte moderno. Cuando salimos ya era de noche, y pudimos apreciar una hermosa vista nocturna de la ciudad mientras cruzábamos el Millenium Bridge para tomar el metro de vuelta al hotel. 
Decidimos cenar como la gente y nos decantamos por un restaurant indio (indio de la India, hablemos con propiedad), cuyo atento personal lucía y hablaba como Apu. La comida, cordero con nombre indio que no recuerdo para mí y con otro nombre indio que tampoco recuerdo para Nacho, acompañada de arroz pilaf con honguitos. Muy rico todo, por suerte habíamos pedido un agua grande porque estaba muy picoso también. Y ahí sí, con la panza llena para olvidar el dolor de pies, nos fuimos a la camucha.
La Torre de Londres no es "la" torre, sino varias, pues se trata de una ciudadela contruida, ampliada y reformada a lo largo de muchos años. Sirvió de prisión, residencia, almacén, polvorín... Su faceta más conocida es la de cárcel VIP: allí solían encerrar a los presos de sangre azul. También encierra historias escabrosas como la de la desaparición en el de los sobrinos de Ricardo III, Eduardo V (q heredó el trono a los 12 años) y su hermano Ricardo. La hipótesis más factible es q Riocardo III los mandó matar para quedarse él con el trono (ya q como hermano del difunto rey era el 3º en orden de sucesión después d los 2 niñitos). De hecho, dicen q es el lugar más "embrujado" de Londres - hace unos años incluso se difundió un video con el supuesto fantasma de Lady Jane Grey (una de las esposas de Enrique VIII). La cuestión q aunque la entrada era bastante salada (£15) valió la pena pues adentro hay un montón de cosas para ver: las torres varias donde encerraban a los prisioneros, el palacio medieval donde habitaron varios reyes; la White Tower, primer edificio del complejo que alberga un completo museo de armas... También se alojan en la fortaleza las Joyas de la Corona, pero a pesar de que me hubiera hecho mucha ilu verlas, pasamos de ellas pues en ningún momento bajaba de 200-250 metros la cola para entrar a verlas, y vamos, una tiene su dignidad, también. El consuelo fue que en Martin Tower, al final de la pared Noreste, había una exposición acerca de la confección de las distintas coronas que han usado los monarcas ingleses a lo largo de la historia, con varias estructuras de coronas vaciadas de sus piedras y varias curiosidades sobre lso diamantes que se les engarzan: por ej., a veces no ha alcanzado el presupuesto para encastar todos los diamantes necesarios para rellenar la corona, por lo que en esos casos los diamantes se alquilaban, y al terminar la coronación se desencastaban y se devolvían al joyero. Una reina (no recuerdo cuál) dijo que ella no pensaba ponerse una corona de diamantes prestados, por lo que hizo desmantelar sus propias joyas para usar las piedras en la corona. Después las volvieron a su lugar.
La torre es hogar habitual de un grupete de cuervos. Los primeros cuervos se instalaron en la época de Carlos II, a quien le vaticinaron que el día que los cuervos abandonaran la Torre, caería la monarquía. Desde entonces, siempre se ha mantenido una pequeña bandada. Sin embargo, por esas cosas de la modernidad, los pobres pajaritos se encuentran actualmente en jaulones por precaución frente a la gripe aviar. No sea que un virus acabe con la monarquía.
Desde la Torre de Londres se tiene una vista privilegiada del Tower Bridge, mal llamado por la mayoría de la gente Puente de Londres. El London Bridge está unas cuadras más río arriba y es de lo más aburridito. Tampoco se va a caer, y me atrevo a asegurar que pesa bastante más de un quintal.
Salimos de allí como cuatro horas después con un hambre bastante atroz, pues como de costumbre comer en esos sitios es prohibitibamente caro. Dimos la vuelta a la City, el núcleo primigenio de Londres que alguna vez fue la Londinivm romana y hoy es el centro financiero oficinístico de la ciudad. Este recorrido incluyó Leadenhall Market, antiguo mercado de abasto de carnes, hoy galería comercial, conocido por los iniciados por haber sido el escenario cinematográfico de Diagon Alley. 
Comimos en un fast-food local, Subway, donde a precio de Merdonals hacen un chogusanes espectaculares, frescos, con lo que Ud. quiera ponerles, bien llenativos. Pasamos por la Catedral de St. Paul's, en los escalones de la cual he querido sentarme desde que ví Mary Poppins, y nos llegamos hasta otra iglesia cercana, St. Batholomew the Great. Es la iglesia más antigua de Londres, del siglo 12, y es preciosa por lo rústico de su construcción. Ya dándonos cuenta de que la planta del pie puede doler, y dolía, tomamos el subte hasta el otro lado del Támesis para ver la Tate Modern, que funciona en una gigantesca ex-usina, un edificio alucinante en el típico estilo industrial inglés. Muy bueno en general, salvo por los ladris de siempre q no pueden faltar en los museos de arte moderno. Cuando salimos ya era de noche, y pudimos apreciar una hermosa vista nocturna de la ciudad mientras cruzábamos el Millenium Bridge para tomar el metro de vuelta al hotel. 
Decidimos cenar como la gente y nos decantamos por un restaurant indio (indio de la India, hablemos con propiedad), cuyo atento personal lucía y hablaba como Apu. La comida, cordero con nombre indio que no recuerdo para mí y con otro nombre indio que tampoco recuerdo para Nacho, acompañada de arroz pilaf con honguitos. Muy rico todo, por suerte habíamos pedido un agua grande porque estaba muy picoso también. Y ahí sí, con la panza llena para olvidar el dolor de pies, nos fuimos a la camucha.
Bravo por la comida india, picosa. TEngo ganas de ir a un restaurant indio que hay en la av. Córdoba. Me hizo reir el comentario sobre el fin de la monarquía y la gripe aviar. Silvi
ResponderBorrar