Páginas

4.3.12

Melancolicoso: El regreso del oso pródigo

Mis nombres preferidos cuando yo era chiquita eran Ramón y Francisco. Mi mamá contaba que todos mis muñecos que no eran muñecas propiamente se llamaban así. Ramón. Francisco. Ramoncito. Francisquito. Ramonet. Franciscu.
Por eso causó sensación en mi casa cuando mi tío José, a vuelta de un viaje a los EEUU me trajo un osito y le puse... Juan.
Juan, además, fue el primer (y por muchos años el único) peluche que tuve que podía lavarse, proceso al que mis otros muñecos rellenos tercermundistas y setentosos no podían someterse so pena de muerte  lenta y dolorosa. Esta característica le permitió adquirir veteranía entre el resto de los muñecos, con lo cual para cuando  empecé de nuevo a tener peluches, en la adolescencia, ya no era "un" osito sino "Mi" Osito.
Muchos, muuuuchos años después, cuando ya ganaba mi propio dinero, un día le pregunté a mi tío si se acordaba de cuándo había sido ese viaje. Por suerte conservaba el pasaporte viejo y supe que Juan había llegado a mi vida el 18 de febrero de 1980.
Después de unos años separados, en el último viaje me lo traje de vuelta. Vino en el equipaje de mano, evidentemente. Y la primera noche dormimos juntos. Obvio.


6 comentarios:

  1. Mis barbaridades irían desde 1.64...suficiente altura? (Marianela)

    ResponderBorrar
  2. Ahora en serio: Súper tierno, amiga!Marianela

    ResponderBorrar
  3. Linda anécdota. Me alegra que te acompañe.

    ResponderBorrar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  5. y...será el primer peluche de tu hijo...cuando llegue, of course.
    Susy

    ResponderBorrar
  6. 1. Andá a cagar
    2. Ni en pedo se lo doy para que me lo arruine
    3. Andá a cagar

    ResponderBorrar

Podéis decir las barbaridades que gustéis, pero con altura, por favor. Los insultos gratuitos, spam y semejantes serán borrados.