Páginas

21.11.10

Melancolicoso: Las Puyas -Quimeta Mix

En casa de mi madre vivían, además de ella, mi tío y mis abuelos, Las Tías. La tía Quimeta y la tía Trini eran primas hermanas de mi abuelo Juan, y se habían críado juntos. Quimeta, Trini y su hermano Antoni habían quedado huérfanos de chicos y mi bisabuela, a pesar de que según afirman quienes la conocieron era una tremenda HdP, se hizo cargo de los hijos de su hermano. Como era costumbre en la época los niñitos fueron a colegio religioso donde las niñas aprendían a tejer, coser, bordar, de ir a jugar nada que es pecado.  Antoni murió joven con lo que poco y nada sé de él. Trini y Quimeta nunca se casaron, vivieron siempre en casa de mi abuelo y se ganaban la vida gracias a las labores de costura (Trini bordaba como los dioses, Quimeta se tejía todo).

La cuestión es que Quimeta era un Personaje cuyas distracciones eran legendarias. Una vez se le ocurrió pintar la jaula del canario. La pintó de celeste. Con el canario adentro, que quedó como si le hubiera dado varicela pitufa. Otra vez puso a hacer huevos y se olvidó. Rato después se oyó una fuerte explosión proveniente de la cocina. Acudidos que fueron al lugar de los hechos, los habitantes de la casa se encontraron con un bonito gotelé de huevo duro decorando el techo y las paredes de la cocina. Quimeta falleció, apropiadamente, un 28 de diciembre, cuando yo tenía meses. 

Como la tía Quimeta, además, había ido al cole apenas lo suficiente para no quedarse analfabeta, su escritura, pobre, no era ninguna maravilla. Sumemos a eso su Personalidad, y entenderemos por qué el objeto que ilustra el melancolicoso de hoy supo estar colgado de un marquito en el comedor de mi casa y todo.


En la receta faltan dos cosas fundamentales ¿las encuentran? Como pista, acá está el producto terminado:

Las puies son unas masitas fritas, similares a tantas que pululan por la cocina europea. Mi iaia las hacía seguido, me encantaaaba cortarlas con los cortapastas de florcita, de arbolito y de perrito; luego al freírlas se deformaban, la florcita quedaba marchita, el arbolito mocho y el perrito tullido. Si quieren hacerlas mejor no hacerlo con la receta de Quimeta... usen mejor la de mi iaia!

2 comentarios:

  1. Ese trocito de papel me ha emocionado... yo también guardo algún "tesoro" así... ay, la melancolía!

    ResponderBorrar
  2. Muy graciosas las anécdotas de la tía Quimeta, eso del canario con varicela pitufa me divirtió. Pobre mina, huérfana, soltera y sin jugar, se ve que las labores domésticas la entretenían. Impagable la receta, más errores no se podían cometer. Es cierto que toda la cocina europea tiene esas masitas fritas que poco varían en su receta, en cada lugar con su nombre.

    ResponderBorrar

Podéis decir las barbaridades que gustéis, pero con altura, por favor. Los insultos gratuitos, spam y semejantes serán borrados.