Melancolicoso: Melancoliterario (1)

Yo tenía diez perritos:
cinco negros, dos blanquitos,
uno rubio, otro gris,
y otro, pobre, sin nariz.
El que nariz no tenía
subió una noche al tranvía.
Empezó llueve que llueve:
ya sólo me quedan nueve.

Estas son las primeras líneas, que recuerdo de memoria, de un cuentito que era de mi mamá cuando era chica y luego mío. Se llama, apropiadamente, Los Diez Perritos.

Cuando yo era chica tenía varios cuentitos de temática semejante: diez "algos", que se van perdiendo de a uno a lo largo de la historia. ¡Sucio mensaje subliminal para que los niñitos a prendan a contar! Recuerdo uno con los personajes de la peli de Disney de Robin Hood, y otro con indiecitos. Del libro de los diez perritos me llamaban la atención sus dibujos feos y la galería de perritos MIA con el elemento que había provocado su desaparición. También me molestaba que el perrito gris en en los dibujos es azul, y que el pobre sin nariz sí tiene nariz, en realidad. Pueden descargar el cuento completo Aquí.

Las Botas Azules

De la misma colección que el de los perritos, cuenta las penurias que pasan los hermanitos Pepín y Pepina para juntar la plata que necesitan para comprarse unas botas azules. La historia tiene dos partes bien diferenciadas: en la primera los hermanitos van preguntando a varios personajes por las botas, hasta llegar al zapatero. En la segunda, hacen varios trabajitos para juntar las monedas para comprar las botas. Por supuesto que, analizada desde la óptica adulta, la historia hace agua por todos lados. Al final resulta que las monedas que juntaron alcanzan para un solo par de botas, y se ponen tan mal que el zapatero se compadece y les regala el otro par. Si se supone que el librito enseña que el esfuerzo tiene recompensa (además de a contar hasta 7) hoy dia me perturba más el hecho de que los niños, llorando un poco, se llevan un dos por uno, con lo que subliminalmente se refuerza cierto creerse con derecho a privilegios... Tal vez sobreanalizo, pero si miro la sociedad española de hoy día no sé... En fin, cuando era chica me encantaban las moneditas que van apareciendo en cada página a medida que los protagonistas las ganan. Y cuando una vez en Morón vi zapatos azules... ¡me los tuvieron que comprar!

La Clínica del Doctor Rana

Este otro también era de mi mamá. Tiene unos dibujos preciosos, y está narrado en sonetos alejandrinos, uno por doble página. Cuenta de una clínica en el bosque donde van a parar todos los insectos que se accidentan por imprudentes, con las amonestaciones del caso. El texto no es nada del otro mundo, lo guardé más por las ilustraciones, que son maravillosamente vintage. No entendía yo por qué si la clínica es del Dr. Rana, abriendo la puerta hay una avispa. La antropomorfización de los insectos es tal que no sólo andan en auto, hacen las compras o viajan en trenes a su medida: todos tienen sólo 4 extremidades.



Un colegio de Muñecas

Este, también de mi mamá, lo encontré cuando ya era más grandecita. Es una novelita contando las aventuras de seis niñas en un internado: la estudiosa Rosita; la revoltosa Elisita y su compinche Sofia; la distraída Marujita; la patológicamente tímida Merceditas y la hortera Adelita. Todo muy edulcorado y tradicional como corresponde a la España de los '40. Según el prólogo de la autora, se trata de una serie de historias que fue inventando con un colegio de juguete que le habían traido los Reyes a sus sobrinas, y que traía las monjitas y las muñequitas que luego serían los personajes del libro.Tal vez por esto mismo, la mayoría de los capítulos están narrados en presente y los diálogos escritos cual si fuera una obra de teatro. A pesar de los años es entretenido, y además cuenta con las preciosas ilustraciones de la genial Mercè Llimona.