28.8.08
La Reina del Nilo
A La vuelta de un viaje se imponen un par de días de relax para poder desarmar la valija con calma, lavar la ropa que toque, acomodar souvenires, ajustar el reloj biológico al jet-lag... o por lo menos debería.
No fue el caso a mi vuelta de Buenos Aires, ya que me tuve que poner a lavar ropa y averuguar cosas en internet contra reloj para salir, 3 días después, a Egipto.
Mi Habibi iba allí por trabajo y logró persuadir a su jefe de adosarme. Fuimos en auto alquilado hasta Munich y de ahí a El Cairo.
Los primeros tres días Nacho laburó así que yo me dediqué mayormente a la vagancia: di un par de vueltas por el barrio y aproveché el comfort del palaciego hotel Marriott (y sobre todo, el aire acondicionado...).
La ciudad es un total, completo y verdadero CAOS. Demasiada polución, mucha mugre, mucha grasada. Es como Constitución, del tamaño de Capital Federal. No hay una distinción clara entre barrios lindos y feos, te podés encontrar un conventillo en medio de dos embajadas. Policía por todos lados, eso sí. Si bien la mayoria de mujeres lleva velo con ropa normal, algunas van con túnica, y existen boutiques ad hoc que no dejan de llamar la atención a los occidentales ojos de una servidora. Salvo excepciones, los negocios en general tienen mercaderia bastante chonga.
Para andar por ahí mientras mi Habibi estaba en la planta vestí discretamente, con una camisa de manga larga sobre la remera, que me tapara un poco el megaculo, también. Como el clima es seco, se aguantaba bastante bien a pesar de los 40ºC, grado más grado menos, que hacía durante el día. Pantalla solar obligatoria.
Comimos siempre en restaurantes bonitos (léase pijos) lo cual si no era mucho más barato que aquí nos permitió completar el viaje sin sufrir la temida diarrea del viajero. Deliciosa la comida árabe in situ, hasta el tahine, que normalmente no me gusta, estaba rico (Nacho me robó la exclusiva gastronómica en su blog). También cenamos en el restaurante italiano del hotel. Deliciosorr!! Nacho comió pappardelle con una salsita de hongos, y yo ravioles de langosta con una cremita de albahaca y camarones, previa picada de pancito con aceite y aceto balsámico, pesto y dip de anchoas. Luego de la comida trajeron avellanas y almendras con varias salsitas para mojarlas -caramelo, chocolate, frutilla, y chantilly- y nos terminamos de suicidar con crema catalana. Sí sí, así figura en el menú.
Continuará en el próximo post.
La banda de sonido, más que obvia:
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Jajajajaja [...], the Bangles era una de mis próximas víctimas para VideoViernes, por suerte no para el de hoy. Grillos. Cuí cuí cuí :P
ResponderBorrarDivertido que musicalizaras la entrada. Por supuesto no me son familiares los ejemplos.
ResponderBorrarEl hotel se ve realmente top, entré en la página. Aires orientales pero sin llegar a lo recargado que eso suele significar. Supongo que bien te vino hacer larga fiaca en ese hermoso cuarto.
Geniales las comidas, tanto las que comenta Igna como la del restaurant italiano. A q´quién se le ocurriría encontrar crema catalana en restaurant italiano de El Cairo? Cosas de la mundialización. Estaba buena? Cuál era la divergencia entre tu crema y la de Lula? Porque acá Juan siempre (las pocas veces que hago) la pretende híper líquida como la hacían sus tías, y a mí así no me gusta, hago una especie de compromise entre su gusto y el mío, que mamá la hacía mucho más espesa (hacía muy de vez en cuando). Lo de avellanas y almendras para mojar en salsitas me encantó, aunque deben ensuciarse los dedos, porque son muy chicas para sostenerlas y mojarlas sin meter dedo también, no?
En un ataque de intuición lingüística, supongo que Habibi es marido. Espero más cuentos.
creo que Habibi es "mi amor" ¿no?
ResponderBorraryo no se hacer crema catalana :D
Un día tendría que probar de hacer una... ¿quién me regala una receta?
¡Es cierto lo de las avellanas! ¿cómo haces con las salsitas?
- Tiene razón Mai con el significado de Habibi. Yo le regalo la receta de la crema catalana. Se la paso por email, si? O mis Hordas de Fans quieren que la haga en el blog?
ResponderBorrar- Lula hacía la crema más líquida y menos dulce que muá.
- Es cierto lo de las avellanas. Sobre la mesa nos pusieron un cubremantel de algodón para atajar chorreaduras. Los dedos se chupan. La verdad que para ser un restaurant top tenía un adecuado balance de campechanitud. Por cierto, los malditos bastardos en lugar de traerte la carta de postres te ponían una bandeja gigante con todos los postres que tenían!!! ¿Cómo se resiste una a eso? Respuesta: no se puede.
¡Ah! ¡Y las avellanas nos las trajeron con cáscara y el cascanueces para pelarlas!
ResponderBorrarBien podés poner la receta en el blog, siempre alguien entrará por esa vía. Si la de Lula era poco dulce y líquida, debe parecerse más a la de las tías de Juan, cuya receta tengo y que yo espeso algo más, pero no azucaro más.
ResponderBorrarEs criminal que te pongan una bandeja gigante de cositas dulces. Curioso lo de las avellanas y los dedos enchastrados. Deberían haber incluido un bol con agua aromatizada para limpiarse, no?