3.9.08
La Reina del Twist
Después de tres días dándonos la gran vida en el Marriott, tocó cambiar de hotel, pues la etapa "viaje de trabajo" había concluido, ergo nos tocaba costearnos nuestro propio alojamiento, y aunque el cambio nos favorecía, el Marriott seguía estando por encima de nuestro presupuesto.
Aterrizamos en el Windsor, ubicado en pleno centro, que podría describir como una curiosa melange entre nuestro decadente hotel de Londres y la museística (por vieja) pensión de Bilbao. Ubicado en un edificio de fines del S. XIX, la habitación estaba discreta, limpia al menos, con colchón de lana para alegría de mi espalda que rehúye de los lujos. La perla del lugar era el salón comedor, con reminiscencias de años 20, ambiente muy agradable y comida buena y a buen precio, por lo que los dos días que nos hospedamos cenamos ahí mismo. Además había conexión wi-fi gratis, y como Nach tenía la laptop del trabajo, pudimos checar el email.
Hay dos detalles que merecen mención aparte por el efecto viaje al pasado que logran: uno es el ascensor, todo de reja, sin caja (pasa por el hueco de la escalera) y sin botonera: tan sólo la palanca para ir arriba o abajo y que acciona el ascensorista. Para llamarlo, se toca un timbre, que resuena en toda la casa, y el ascensorista sube a buscarla a una. El otro, más "exótico" aun, es la centralita de la recepción, una reliquia que funciona con clavijas... sí, que funciona. Si no lo hubiera visto con mis propios ojos jamás se me hubiera ocurrido pensar que aquello no era una simple pieza de museo dejada de adorno. Todo esto me puso a pensar que un quilombo de ciudad como El Cairo tiene sus ventajas... porque un ascensor así, tan falto de "elementos de seguridad" sería impensable en el primer mundo. Y la centralita no podría funcionar aunque estuviera en perfecto estado porque la tecnología punta de la compañía telefónica ya no lo permitiría. En fin.
El viernes a la mañana visitamos Khan-el Khalili y la mezquita de El-Azhar. Yo había estado en el mercado el día anterior con la cuñada de un compañero de Nacho, que vive ahí en Cairo. Muchos puestitos muy interesantes aunque no compré nada porque el asedio de los vendedores (que a pesar de ser semianalfabetos dominan el vocabulario necesario para el regateo en varios idiomas) y la sola idea de tener que regatear me estresaban. El viernes, que es como el domingo para los musulmanes, y temprano a la mañana, la mayoría de los negocios estaban cerrados. Abundaban los gatos callejeros, hermosos, de líneas orientales, aunque hechos mierda por la vida dura de la calle. La mezquita de El-Azhar es enorme y una de las más populares: a la hora del servicio la plaza que está adelante se llena de fieles. Yo no tuve ocasión de apreciar los lindos interiores como tuvo mi Habibi, ya que la parte de las mujeres, separada del resto, es mucho más pequeña. Esto es así en todos lados pues la mujer no tiene obligación de ir a la mezquita: va la que quiere; en cambio para el hombre es obligación ir.
De ahí fuimos a la ciudadela, donde viditamos otras dos mezquitas, éstas ya "para turistas", o sea que entraba tutti quanti como si tal cosa, con algunas salvedades: a la mezquita se entra descalzo, así que para quien no quería sacarse los zapatos vendían unas funditas de calzado tipo gorrita de baño. Nosotros nos descalzamos. También, hay que evitar mostrar mucha carne, con lo que a las turistas más desubicadas (las de shorcito y musculosa bretelera) les prestaban una especie de ponchos para taparse mientras estaban ahí. La tapada de cabello estaba eximida, pero la viajera ilustrada, por respeto, se cubrió la cabeza igual.
Al mediodía fuimos a las Pirámides. Ahí estábamos, con 40 grados y un sol de cuidado en el límite mismo entre la ciudad y el Sahara. Factor 50, sombrerito, botella de agua. Fuimos con una guía para nosotros dos solos, que no salía mucho más que un tour de grupo y es mucho más cómodo. Muy lindas, impresionantemente grandes. Entramos en la de Kefrén, aunque adentro no hay nada para ver porque ya se llevaron todo, jejeje, pero bueno, una va a las pirámides y no va a entrar? Los datos técnicos los explica mejor Nacho. Eso sí, no apto para claustrofóbicos.
Unos metros más abajo de las pirámides está la Esfinge. La cara es la de Kefrén, y su misión es la de "custodiar" las pirámides. Es mucho más chica de lo que aparenta en fotos, y el cuerpo tremendamente desproporcionado en relación con la cabeza. Es una pena, también, que la cara esté llena de palomas (cuyas cacas no pueden ser nada buenas para la piedra caliza con que está construida). Estoy segura de que en los tiempos que corren debe haber más de un método de mantener alejados a los colúmbidos sin agredir visualmente el conjunto.
Luego de la visita a las pirámides pasamos por otros dos lugares. El primero fue una galería de papiros donde nos explicaron, muy amenamente y en un castellano muy correcto, cómo se fabrica el papiro. La verdad es que es muy sencillo de hacer (no se pierda el próximo programa de Mi Vida es un Bricolage!), así que en cuanto encuentre alguna planta de papiro lo voy a probar. Igual me compré un paquetito de hojas de papiro en blanco, para pintarlas yo misma.
Luego del papiro visitamos una fábrica de perfumes. Nos hicieron oler distintas esencias, nos convidaron una tacita de jugo de hibiscus (delicioso) y si no hubieran sido tan caras (no caras en relación al producto, ocurre que las esencias en sí son caras), o hubieran venido en frasquitos más pequeños, nos hubiéramos comprado unas cuantas. Nos trajimos sólo una, muy rica.
Al día siguiente fuimos al museo egipcio. Lamentablemente tener la colección más grande de objetos del antiguo Egipto de poco sirve si éstos no están clasificados, expuestos y explicados con criterio. El concepto museístico es antediluviano. Pocos carteles explicativos, semiocultos, con textos demasiado largos y/o repetitivos, cero explicaciones generales... Una lástima. Lo único medianamente bien puesto es el tesoro de Tutankamón. Igual vale la pena la visita: obviamente aluciné con las joyas, en su mayoría ponibles (si yo hubiera sido arqueóloga... tremendo saqueo biyuteril habría hecho). También era muy interesante ver los papiros con anotaciones hechas en escritura jeroglífica; pero no como los frisos u otros objetos que estamos acostumbrados a ver, que estaban hechos caligráficamente para ser expuestos; escritos normales, a mano, algunos parecían ser bocetos para los frisos (digo parecen, por la falta de explicaciones), pero se aprecia cómo los escribas usaban los jeroglíficos simplemente para escribir. Al museo no se puede entrar con cámara, hay que dejarla en la consigna (se ve que se deben haber hinchado los huevos de la gente que saca fotos a pesar de las prohibiciones), pero en la entrada hay varias esculturas y una bonita fuente con papiros y flor de loto. Sobre las flores revoloteaban libélulas, completamente rojas: ¡de lindas...!
Después de almorzar en un restaurant italiano (lasagna Nacho y cabellos de ángel con salsita para mí) visitamos un museo privado de arte, discreto pero muy lindo. De ahí fuimos a la parte vieja de El Cairo donde vimos una iglesia ortodoxa griega y una copta. La Iglesia Copta es una de las ramas del cristianismo (el conjunto de las cuales se conoce como Antiguas Iglesias Orientales) escindidas de Roma allá por el s.V . Es la doctrina cristiana más extendida en Egipto y tienen papa propio. La iglesia estaba muy linda, con decoraciones arábigas y vitrales sencillos pero muy bonitos. En la última cena, en el hotel, comí filet de pescado, no sé de cuál pero seguramente era del Nilo; Nacho comió una carnita, todo acompañado con fritas. De postre una especie de flan local (olvidé el nombre) perfumado con agua de azahar, muy rico.
El aeropuerto de El Cairo prolonga el caos de la ciudad; por suerte llegamos temprano. No descarto otra visita a Egipto, eso sí, con un bonito tour que me tenga en hoteles 5 estrellas y me lleven y me traigan en minibús con aire acondicionado a donde sea. Digo, ¿no? Si una va a visitar la tierra de los faraones, por lo menos que me traten como a tal.
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Qué maravilla!!!! Yo también quiero ir!!!!
ResponderBorrarBuenísimo todo! Un buen panorama de las religiones de esa parte del mundo. Qué mal que a las minas las manden a un sector de la mezquita menos decorado! Me imagino los cubre zapatos, como eso que te ponen para entrar a quirófano, no? En todos lados hay las desubicadas con short y topcito.
ResponderBorrarDivinas las libélulas egipcias.
En tu foto la esfinge también parece grande. Es el efecto de la distancia relativa con respecto a la pirámide de fondo.
Definitivamente, una se merece ser tratada con lujos en esas tierras. Ojalá que si vuelven puedan destinar unos dinerillos para un buen tour o crucero hacia el sur del país.
Cielos, que enviiiidia!!
ResponderBorrargenial que pongas todo esto acá, pero, no se si será mucha molestia, tal vez podrias poner algunas referencias respecto a los costos de cada cosa, para saber cuanto dinero hay que llebar.
:D
en verdad es genial que pudieras ver todo eso, despues de todo es una de las grandes culturas del mundo...