15.8.06
BeNeTour II: Gent (Gante)
Parte I: Bruxelles (Bruselas)
Lo primero que hicimos al llegar a Gent fue descifrar las indicaciones para comprar el boleto del tranvía que nos llevaría al hostel. Una vez en el mismo, aprendimos que "het volgende halte" quiere decir "próxima parada", lo cual nos fue muy útil en el resto del viaje.
En Bélgica hay tres lenguas oficiales. Una pequeña parte de la población en la frontera alemana habla ídem. En la parte sur hasta Bruselas inclusive on parle français, y de Bruselas al norte, o sea la región de Flandes, se habla flamenco, o sea holandés, sólo que aquí lo llaman así, o sea... valenciano-catalán, anyone? De todas maneras la gente aquí es "léida" y todos hablan dos o tres idiomas además del propio, con lo que la comunicación no fue un problema. Es más, nos sorprendió la cantidad de los que hablaban castellano.
El hostel estaba muy bien ubicado, en el borde de la parte vieja, da a una placita muy linda junto a uno de los canales. Nos fuimos a hacer el citytour, escrupulosamente planeado con la debida antelación. El núcleo antiguo de Gante es muy bonito, con sus canales y sus casitas estilo flamenco, todo y que vale aclarar que las mismas no son medievales sino que las remodelaron "estilo antiguo" a principios del siglo XX para potenciar el encanto de la city y q se pareciera un poquito a Brujas. La primera parada fue el museo folklórico Alijnhuis, una grata sorpresa ya q además de bonito resultó que ese día era gratis. Había un montón de salas representando la vida cotidiana, el comercio, etc de los ganteses de fines del XIX/principios del XX. Seguimos luego paseando y admirando las casas viejas, vimos el Vrijdag Markt ("Mercado de los viernes". Se ve que de la costumbre de hacer los mercados en las plazas, ha quedado la costumbre de llamar así a las plazas -plein en holandés). Aclaro que era domingo, pero la plaza se llama sí. Mercado sí que había, el tema del día era "todo para su mascota", así que me entretuve acariciando perros que iban con sus dueños a comprar alimento y accesorios, y conejitos que estaban a la venta como mascota. Luego de ver otro par de edificios interesantes, llegamos a la plaza de San Bavón donde se encuentra la Catedral de ídem. La visita no fue exhaustiva porque justo terminaba la misa y no daba para jugar al turista, pero es bonita. A continuación visitamos la Atalaya. No, no fuimos a ver a los testigos de Jehová, sinó a la cima de la torre desde donde en tiempos pretéritos se avistaba al enemigo, y que continúa dando las horas desde su campanario. Y aquí viene la nota didáctica del día.
Una hasta ahora estaba acostumbrada a que los campanarios tienen una campanita más pequeña que suena 1, 2, 3 ó 4 veces de acuerdo al cuarto de hora que toque, y una más gorda que toca tantas campanadas como horas sean. Pero en Bélgica, y también en Holanda, el toque del cuarto de hora no lo hace "una campanita" sino que es una melodía hecha y derecha tocada por el carrillón a tutiplén. Una delicia. Como es fácil imaginar que no hay un carrillonista preso en la torre poniéndose a aporrear al carrillón cada 15 minutos, la pregunta es cómo lo hacen? Y quí es donde viene el relato Discovery Channel de la cuestión.
El mecanismo del reloj de la torre (con engranajes tamaño baño, nada q ver a lo que una está acostumbrada a imaginar como "relojería") está conectado a un rodillo gigante lleno de clavijas similar al de una cajita de música. En el momento señalado, el reloj hace girar el rodillo, y las clavijas golpean las manijas del carrillón, produciendo la melodía. El rodillo no es liso sino que tiene agujeros donde se encajan las clavijas; por lo que la melodía que toca puede cambiarse simplemente cambiando las clavijas de lugar. El mecanismo además puede "desactivarse" por ejemplo para los conciertos de carrillón que se realizan cada tanto. El carrillón de la atalaya de Gent tiene 54 campanas, por lo que es un señor carrillón. Había además un video donde mostraban todo el proceso de fabricación de una campana. Es largo y delicado, pues se trata de conseguir una campana que además de sonar lo haga bien, por lo que la parte final del asunto es precisamente afinar la campana. La prueban con diapasón, computadora y la mar en coche y se va puliendo/lijando hasta que suene en la nota correcta. A que en los test vocacionales no te dan la opción de ser afinador de campanas.
Saliendo de la atalaya y cruzando la plaza del Ayuntamiento estaba la Iglesia de San Nicolás, y he aquí que nos desayunamos de otra costumbre belga: usar las iglesias para hacer exposiciones. Las que vimos en general venían onda muestra de fotos de misiones-pastorales-en-países-paupérrimos con niñitos-famélicos-que-sonríen-a-pesar-de-todo, pero no deja de ser una buena idea, al menos para que les entre gente.
No habiendo visto ningún lugar donde se pudiera comer barato, y dado q ya era medidía y teníamos apeto, optamos por el McDonalds, que nos quedaba justo enfrente. Para la tarde yo ya estaba medio borde porque cómo puede ser que en ningún lado te ofrezcan un menú por menos de 18 euros (y sin bebida). A ver, que si un menú de McDonalds saliera 8-9 euros una concluiría que la comida allí es carísima y no hay nada que hacerle,. pero el McMenú salía a 5 1/2 Euros, igual que en España, o sea que si no había menús sencillitos de máxino 10-12 euros, no es porque no den los costos.
Después de almorzar terminamos de dar la vuelta al casco viejo finalizando en el Castillo de los Condes (Gravensteen). Primero dudamos en entrar porque la entrada era medio carita, pero al final entramos y la verdad que valió la pena pq está muuuy bueno. El edificio original data de fines del siglo 12. Sufrió reformas mil y a partir del siglo 18, en q los condes lo abandonaron como quien dice, fue molino, polvorín, fábrica de no sé mongo... hasta que en el siglo 19 se les dio por restaurarlo. Luego a mediados del siglo pasado sufrió otra revamp. El castillo como está actualmente poco tiene que ver con cómo había sido realmente en sus buenos tiempos, pero no deja de ser una visita muy interesante para ver cómo se vivía en el medioevo. Adentro funciona además un museo de armas y de instrumentos de tortura (super edificante, vio?) Lo más lindo fue que al final de la visita, en los jardines, había un señor entrenando aves para cetrería. ¡Animalitos! ¡Iupi Iupi! Tenía como diez pájaros todos distintos! Un halcón peregrino, dos o tres aguiluchos, un tipo buitre, ¡y buhítos! Era un típico "chico Nora" (mis amiguitas saben) y estaba con su sra. y sus nenas q eran chiquitas y andaban entre las aves rapaces como si tal cosa. Yo fascinada of course.
Previo paso por el hostel, donde dejamos el segundo vaso Coca-Cola del viaje (azul, muy bonito) fuimos al museo de Diseño. No estuvo mal, pero como con todas las exhibiciones de temática moderna hay mucho ladri, y lo único q de verdad nos gustó fue la muestra temporal, de medios de comunicación. Hacía una retrospectiva desde la máquina de escribir al email pasando por teléfonos, fax, escribiciones, fotocopiadora... muy buena.
Después nos portamos como buenos turistas e hicimos el paseo en bote por los canales. Además de ser muy lindo y romántico, va genial cuando ya estuvista caminando todo el día y te duelen las piernas. La cena fue en el PizzaHut, súper decadente ya lo sé, pero nos negábamos a hacer tres comidas seguidas en Merdónals. Luego nos tomamos un café en el albergue, mientras organizábamos el día siguiente gracias a unos mapas maravillosos que edita la oficina de turismo joven (www.use-it.be).
Y a la mañana siguiente partimos, después de tomar un tranvía que nos paseó por todo Gent dando más vueltas que la calesita antes de depositarnos en la estación donde nos dirigimos hacia nuestra...
Propera parada: Brujas.
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Por las fotos, parece una linda ciudad. Me gustó la descripción detallada sobre las campanas y sus músicas.
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