Hoy muestro algunas miniaturas de esas que las viejas gustan de exibir en estantes, vitrinas, modulares, bibliotecas, y demases.
Éstos eran de mi iaia. El de la izquierda es de goma, en una época tenía otro igual pero negro, no sé qué fue de él. Es feo de cojones, pero me fascinaba el hecho de que (a diferencia del 99,9% de las muñecas) se quedaba de pie. El chinito es el más pequeñito de una matrioshka: tampoco sé qué fue de sus hermanos mayores (aunque es muy acertado pensar que los hicimos mierda jugando).
~ Recuerde: Haciendo clic sobre las fotos, se agrandan! ~
Muy buenos. Mi abuela es, como todas las señoras de su edad, una fanática de estas cosas. Su comedor parece un museo. No se puede poner una bandeja con pocillos con café en la mesa ratona de la cantidad de adornos que tiene.
ResponderBorrarYo guardo con muchísimo cariño una puntaire en miniatura que me regaló Fabregas, el arquitecto encargado de la última restauración de los interiores del Casal de Catalunya.
Siga con la sección, es muy buena
Preciosos recuerdos... ay, qué nostalgia, qué melancolía!
ResponderBorrarQué raro ese muñequito de goma!
ResponderBorrar