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23.7.09

Berlín revisited

Tiempo ha, Nach compró una entrada para ir a ver el recital de U2 en Berlín con JuanColombia. Yo pasé, no porque no me guste U2 sino porque no me gusta tanto como para irme hasta Berlín para verlos. Pero por esas circunstancias dela vida, terminé yendo a Berlín lo mismo. Evidentemente que el carácter y timing de este viaje no tenían nada que ver con el anterior. Por suerte ya habíamos visitado la ciudad; de no ser así nos hubiera invadido una molesta sensación de agobio e impotencia ante la imposibilidad de conocer Berlín en un día y medio escaso. Llegamos a la capital el viernes 17 a la noche, tarde, después de un viaje de la muerte con trenes atrasados, conexiones perdidas y el conejo de Alicia en mí al borde del infarto. Por suerte el albergue era hermoso, nuevo, en una antigua fábrica con un atrio divino. El sábado por la mañana nos dividimos: Nacho y yo fuimos al museo de arte moderno, que en nuestra visita anterior nos había quedado sin ver, y Juan y Hanna fueron al Pergamon, que no habían visto. Al mediodía nos encontramos todos en Potsdamer Platz y almorzamos en un restaurant australiano: Yo pedí canguro y Nacho cocodrilo, y nos repartimos las carnitas. El canguro ya lo habíamos probado en Barcelona: tiene la textura de la carne de vaca y un sabor como a corazón de ídem. Se parece al avestruz, aunque no tan sabroso. El cocodrilo nos sorprendió muy gratamente. La carne, blanca, es muy tierna, algo gelatinosa (parecida a la consistencia del langostino, como bien observó Hanna) y tiene un sabor muy delicado, a medio camino entre pollo y pescado blanco. Esto venía acompañado de arroz o fritas y de un salteado de verduras exquisito que incluía una buena proporción de algas. Después de tan exótico almuerzo, los otros se fueron a hacer puerta mientras que yo me fui al castillo de Charlottenburg. Barroco, lindo, reconstruido en gran parte después de la guerra. De ahí me fui de shopping. Paseé por el paqueto Kudamm y me compré un set de papel de carta en KaDeWe- que es muy grande y tiene muchas grandes marcas pero que tampoco me pareció tan WOW como lo pintan- aunque tampoco me alejé de la parte de papelería -que me decepcionó un poco bastante- y de perfumería -indistinguible de cualquier otro gran almacén. Luego volví para Potsdamer, previo currywurst a modo de merienda tardía, di una vuelta por el shopping Arkaden, y mientras Mi Amado Esposo y compañía estaban en el recital, servidora se deleitó enormemente viendo Harry Potter and the Half-Blood Prince (comentaré en post aparte). Después de la peli, derecho al albergue, donde los otros ya habían llegado, y a dormir. El domingo no daba para mucho. Fuimos de brunch a un restó divino en el barrio de Kreuzberg, dsdespués pasamos por Checkpoint Charlie para comprar un par de postalitas, y mientras Juan y Hanna emprendían la vuelta para Frankfurt en tutú, nosotros paseamos un ratito más alrededor de Hackeschermarkt y ya nos fuimos para la estación para volver a casa. ~ Recuerde: Haciendo clic sobre las fotos, se agrandan! ~

1 comentario:

  1. Por breve que haya sido la visita, parece haber sido bien aprovechada. No entendía lo del conejo de Alicia, tuve que entrar en el link.
    Qué exotismo el restaurant australiano, y en Berlín! Yo comí yacaré en Entre Ríos hace un par de años, de viaje por laburo. Era rico y alguito gelatinoso alrededor de los huesos, tiene que ser parecido al cocodrilo.
    Veo que aprovechaste bien tu tarde libre para vos sola, entre papelitos, castillo, calles elegantes y sobre todo cine. Así no tuviste que viajar a otro lado a ver a Harry, fue un buen timing.

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