Nàpoli

Una cosa que me olvidè ayer: perdonen los acentos raros, el teclado italiano es qwerty pero los acentos estàn distintos de en un teclado español. Cuando regrese los corregirè, o no, què sè yo. Creo que ayer ya contè "todo lo màs importante" de Pompeya. Querìa mencionar, sin embargo, el mudo testimonio de los cuerpos recuperados de las excavaciones. La explosiòn fue tan repentina y tan bestia que mucha gente -y animales, claro- quedaron instantàneamente enterrados y "congelados" en la posiciòn exacta en que se encontraban en ese momento. Dicha posiciòn, en los que pudimos ver, refleja el pànico que sin duda sintieron. Despuès de Pompeya, pasamos por la vecina localidad de Torre Anunciata para visitar Oplonti, una villa romana a todo trapo, llamada de Poppea, pues se cree que pertenecìa a esta señora, esposa de Neròn. Està muy bien conservada y restaurada. Esta pobre gente, ademàs de muchas habitaciones con frescos y un par de patios bellìisimos, tenìa en el fondo de la casa una pileta de 17x61 metros. De ahì volvimos a Nàpoli, donde nos alejàbamos. La ciudad nos hizo acordar un poquito a Marsella, con ese encanto decadente que es màs decadente que encantador. Se nota que en otros tiempos la ciudad fue grossa, pero hoy en dìa està bastante desmejorada. De todas formas se impuso la visita al Museo Arquelògico, donde pudimos admirar multitud de objetos rescatados tanto de Pompeya como de Ercolano (ciudad vecina a la primera). Cenamos pizza en un lugar que le recomendò a Nach un compañero, la verdad que estaba buenìsima. Comimos margarita que, nos dijeros, es la pizza tradicional de Nàpoli. Eso sì, la mìa con mozzarella de bùffala.