17.3.09
La princesa en Ansbach
El sábado sacamos a relucir nuestra tarjeta mágica de visitar castillitos y fuimos a Ansbach, acá cerquita. Es una de esas ciudades, como Heilbronn, de las que sólo conocíamos la estación de tren, combinando para ir a Munich.
Primeramente Mi Amado Esposo y nunca mejor dicho, me dejó retozar en una tienda divina que vende exclusivamente materiales para scrapbooking. Me hubiera llevado todo de puro lindo, pero me conformé con un par de accesorios tipo letraset y un cacharro para colocar remachitos.
Luego de la tienda ésta fuimos a comer algo, aunque no estábamos particularmente hambrientos, porque ya era mediodía y si no, íbamos a estarlo mucho a la salida del castillo, y a una hora donde no seria tan facil encontrar un almuerzo decente. Entremos en un restaurantito lindo y comimos el plato del día, fideos moñitos con una salsita de espinaca, jamón y huevo duro, muy ricos y abundosos por poca plata.
Y entonces sí, fuimos al Palacio Residencial. Tuvimos suerte porque en el horario de la visita quiada que nos tocó, la 1 pm, éramos sólo nosotros y otra pareja (mayores), con lo que pudimos hacer todo el recorrido con tranquilidad e incluso viendo algunas cositas, como los pasadizos de la servidumbre, que no creo q muestren cuando el grupo es de 15 ó 20 monos.
El palacio no es, por supuesto, ni el de Würzburg ni el de München, pero está muy bien. Mayormente es estilo rococó, con algunas salas redecoradas en neoclásico. Detalles que a una le pareces sacrílegos como pintar de blanco los dorados a la hoja, para los entonces habitantes del palacio era simplemente cuestión de estar a la moda en tendencias de decoración sin gastar demasiado, ya que en los últimos tiempos estaban endeudados hasta el tuétano. Afortunadamente, tales aberraciones no alcanzaron más que unas pocas habitaciones, pues en 1791 la marca de Ansbach quedó sin herederos, se anexó a Prusia y cerraron el castillo, muchos de cuyos muebles fueron llevados a la Residencia de Munich. Lamentablemente, el salón de fiestas estaba siendo restaurado y no lo pudimos apreciar en su esplendor.
Igual que los otros palacios rococó que hemos visto, las molduras son maravillosas. De este palacio destaco una antecámara repleta de florcitas doradas de papel maché (como lo leen) y las coloridas pero discretas flores del cielorraso de la galería de cuadros. El tapizado rojo de la sala de audiencias del margrave se mantiene, increíblemente, sin rastro alguno de decoloración, incluso con la tela desintegrándose en algún rincón. Una de las antecámaras de la margravina es de estuco rosa, ¡princesita total! Otra estaba tapizada en verde manzana, divino. Y los flecos del baldaquino de la margravina eran una belleza total.
Una característica interesante del palacio es que la mayoría de trabajos artesanales, muebles, etc. fueron hechos en Ansbach mismo o en pueblos vecinos. Esto incluye, por ejemplo, los más de
2.800 azulejos del comedor diario, todos distintos.
~ Las fotos de interiores son de Wikipedia. Recuerde: Haciendo clic se agrandan! ~
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Tarjeta para visitar castillos? Qué idea!!!!!!!!!!!!!
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