29.9.05
La Mercè... Gratis
Antes que nada, disculpas por mi larga ausencia. Para compensar, el post de hoy es letreroso en abundancia. El fin de semana pasado fueron las fiestas de La Mercè. La virgen de la Merced es la patrona de la ciudad de Barcelona, por lo que su fiesta viene siendo la mayor joda de la ciudad. El año pasado llegamos a Cataluña a principios de octubre, por lo tanto, nos perdimos La Mercè por pocos días. Imaginarse las ganas de Fiesta que teníamos cuando llegó la fecha este año. Para contribuir a nuestro ánimo jaranero, en Cornellà, donde vivo y trabajo, también decretaron feriado (con la excusa de que la Diada cayó en domingo y no hubo finde largo) así que la feina no interfirió para nada con la Festa. Actividades había una barbaridad y para todos los gustos; así que hicimos una escueta selección de acuerdo con nuestras preferencias. El viernes 23, aprovechando que era jornada de puertas abiertas (léase: gratis) nos fuimos a la CosmoCaixa, el museo de ciencia. Ya habíamos estado el año pasado, cuando por inauguración reciente también era gratis, y como nos encantó nos dijimos que volveríamos un día. Y allí nos fuimos con nuestro sanguchito en la mochila, a asombrarnos, como nerds que somos, con los experimentos de física y observar la fauna amazónica en el espacio que tienen recreado con pantano, animales, plantas naturales y de las otras y lluvia artificial y todo. Una pasada. A media tarde nos fuimos para el centro. Paseamos por el Moll de la Fusta donde había una muestra de vinos y gastronomía a la que le teníamos ganas pero nos decepcionó pues las degustaciones eran pagando (y no poco, precisamente) con lo que atravesamos raudamente el corredor hacia otros lados menos tentadores. Junto al Moll estaba abierto, gratis también, el pailebote Santa Eulàlia, del Museu Marítim, así que aprovechamos y subimos a visitarlo, sintiéndonos como en una de piratas. Al subir por el Gòtic, había un correfoc en la Via Laietana al que Nacho se acercó a chusmear, pues no había visto nunca ninguno, yo esperándolo bien lejos por supuesto. Luego de un reconfortante café en la calle Ferran, Nacho se fue al ensayo de los Castellers de Barcelona y yo me quedé dando vueltas por ahí. Me legué hasta el Raval, pues había una muestra de cortos animados, pero me quedé poco rato pues con la gentada que había, y mi estatura escasa, de la única manera que podía ver la pantalla era encaramada a la reja del terreno donde se proyectaban los cortos, y con el estado lamentable en que estaban mis pies a esa altura del día, me fui a la Plaça de la Vila de Madrid, a comerme mi sanguchito de cena junto a la Vía Sepulcral romana. Las calles de Ciutat Vella estaban hasta las manos de gente, y en todos los bares había mostradores improvisados para atender la incesante demanda de cerveza, refrescos, caipiriñas y alcoholes de todo tipo. Cuando terminó Nacho el ensayo nos fuimos para casa. Al día siguiente, La Mercè propiamente, Nacho se fue temprano pues tenía actuación castellera al mediodía. Yo aproveché para limpiar un poco pues el piso daba pena, y a la tarde, después de que Mi Amado Esposo hubo vuelto, bañádose y reposádose, hicimos una cena tempranera cual guiris y nos fuimos de vuelta a la milenaria Barcino. Llegamos a tiempo para escuchar el concierto del carrillón del palacio de la Generalitat; éramos unos cuantos apoyados a lo largo del carrer del Bisbe, desde donde la acústica era perfecta. De allí nos fuimos para la Platja de la Barceloneta, donde había fuegos artificiales, previo paso por el bar del Born donde trabaja una amiga de Nacho para echarnos una cervecita, él, y un Malibú con piña, una servidora. Impresionantes los cuetes, una maravilla de luz y color que nos tenía a todos haciendo ¡ahhhh! y ¡ohhhh! Tuvo gusto a poco. Volviendo para el Gòtic, como no podía ser fiesta sin alguna potinga de feria, nos compramos unos churros, calentitos, deliciooooosos. Muy crocantitos y nada pesados. Y como no, otra cervecita y otro cubata, que total quedaba de paso. Había varios escenarios musicales en la ciudad, los más importantes en los terrenos de lo que alguna vez fue el Fòrum , que con esto parece que encontraron razón de ser. Pero como el Fòrum quedaba medio incómodo para viajar (10' en la linea 4 del metro, q no está muy bien conectada), decidimos quedarnos por el centro, donde la oferta no era para nada escasa. Estuvimos un ratito en Plaça Sant Jaume, pasamos por la Plaça Nova de donde huimos raudos cuando vimos que el numerito musical venía en plan cantaor-de-radio-fm-que-parece-que-le-estén-apretando-los-huevos-con-una-morsa, y finalmente nos apalancamos en la decadente Plaça Reial, con un grupo que cantaba un poco de todo. Alrededor nuestro, borrachos y fumados en distinto grado mezclados con familias enteras y estudiantes foráneos se lo pasaban en grande. Lo mejor sin duda fue un grupo de gabachos que hacían música medieval en plan ambulante, y la gente (entre ellos nosotros), los seguía por las callecitas estrechas cual versión posmo del Flautista de Hamelin. Buenísimo y muy divertido, casi mágico. El domingo había nuevamente castells. Yo me fui a la Av. Cambó a ver la muestra de Puntaires, frente al renovado Mercat de Santa Caterina. Cosas muy lindas. Después me fui para la Plaça Sant Jaume, más que nada para hacer alguna foto de los castells para Mi Amado Esposo, que supuse le haría ilu. Una de gente insoportable, no se podía ni caminar. Cuando finalmente terminó la actuación, nos fuimos al local de los castellers a almorzar. Lógicamente, terminamos como a las 6 de la tarde, con lo cual ya no nos daba para ir a la Barceloneta a ver si las colles allí congregadas lograban el record Guiness de 8 horas ininterrumpidas de Ball de Bastons. Supongo que tendremos que verlo en las noticias. Y esta ha sido nuestra hermosa experiencia de La Mercè.
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Nuri: Igna me había comentado algo de los festejos, pero con su habitual parquedad, fue: ensayo casteller, dos días de de castells, paseo y el bar donde trabaja Analía. Tu descripción híperdetallada me ha dejado reventée. Cariños
ResponderBorrarRecuerdo con cariño y fascinación las fiestas populares catalanas. Yo "soy" Tarragonina y allí se festeja Santa Tecla. De la experiencia 2002 recuerdo con emoción el concurso de fuegos artificiales en la platja del Miracle, y la sensación de que el nombre se lo habían puesto por la inverbalizable sensibilidad que aporta hacer el picnic durante el atardecer, cuando en la costa se ven los cruceros con sus luces...ay, se me humedecen los ojos y la carne se me pone de gallina...
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