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8.8.05

Por qué no se puede hacer dieta en España

Podría decir que el fin de semana fue animado, familiero, caluroso, bien aprovechado, pipí cucú, y estaría diciendo la pura verdad. Sin embargo, la mejor palabra para describirlo sería pantagruélico. Aquel dicho catalán, "menjar poc i pair bé", más que una norma de vida es una especie de meta inalcanzable, a la vista de los muchos y variados manjares que continuamente nos salen al paso, en porciones que siempre parecen preparadas por alguna abuela de esas que más adoran a sus nietos cuanto más comen. El sábado fuimos a Sant Sadurní d'Anoia, tierra de cava, y no es esto un tópico sino una realidad, pues por todos lados hay cavas, cavitas y cavotas, y cualquiera que tiene un cacho de tierra tiene su viñita y se hace su cava, como quien tiene un ciruelo y hace dulce. Allí viven unos tíos de Silvia. Como la tía se está recuperando de una fractura en el brazo y no puede cocinar todavía, fuimos a un restaurant cercano. Yo, tratando de mantener la compostura y evitar los panzazos, me decanté por un menú bastante tranqui: de primero, melón con jamón, que comí primero uno y después lo otro según mi costumbre, pues lo dulce con lo dulce y lo salado con lo salado. Lo novedoso es que el melón estava cortado tipo feta de fiambre, una paquetería total. De segundo, pato rostizado a la catalana con piñones y ciruelas, estas últimas por supuesto quedaron al borde del plato. Linda sorpresa ver que me tocó una criadilla, la cual saboreé con fruición. De postre, selva negra. Yum. Hasta aquí todo correcto, y a pesar de que quedamos pipones a la noche comimos unos fideítos con manteca y huevo duro (si no lo probaron haganló pq es muy rico). Lo peor vino ayer. Fuimos a casa del primo de Silvi en Sant Cugat, un encuentro muy emotivo pq hacía 35 años que no se veían. Como Nacho y yo ya hemos ido de visita otras veces, nos cuidamos de desayunar liviano, y agradecimos el almorzar bastante tarde, pero nada nos había preparado para el festín que allí nos esperaba, menú en 4 pasos, el desmadre total. Arrancamos en plan pica-pica con una fuente llena de langostinos, como una docena por cabeza, una barbaridad. De entrada, una ensalada de lechugas varias y frutos secos con una buena rodaja de queso rulo de cabra tibio. De primero, mousse de escalivada con espárragos al vapor. De segundo, cordero al horno con papitas y cebolla. Acompañado de pan casero de nueces y de cereales. Helado de postre. Un uvasal a la derecha, por favor. Obviamente, no cenamos. Hoy comienza mi última semana de trabajo antes de las vacaciones. Iupi Iupi!

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