17.8.05
Les jolies Vacances, (partie 2)
Ahhh... qué felicidad escribir de un teclado como la gente, parece que los gabachos nunca oyeron del teclado qwerty. En fin.
Después de haber visitado el Museo Lapidaire, nos fuimos cada cual a su hotel (mis suegros estaban en el de Blauvac (hab. 7) nosotros en el Mignon (hab. 15)) Allí nos acicalamos pues a la noche fuimos de nuevo al palacio episcopal a un concierto con degustación de vinos incluida. Estuvo buenííísimo! el concierto era de un quinteto de bronces, todos pendejos, se tocaron todo y variadito, esto además con el plus de estar en una sala con 700 años de historia a cuestas. En el entreacto, todos a la terraza a darle al vino (que pegó lindo, con nuestros estómagos vacíos) y aprovechar a sacarnos fotos ahí, ya que durante la visita al palacio propiamente están prohibidas las fotos. Ir a cenar al salir de allí fue una odisea, ya que muchos lados ya no servían comida, con lo cual nos horrorizamos de pensar que a las 11 se acaba el mundo en Avignon. Conseguimos comer un plato de comida, sin postre, sin café y sin propina, evidentemente (bueno, lo de sin postre y sin cafe fue pq el plato solo salía casi tanto como el menú completo, que ya no hacían pq estaba cerrando la cocina, lo que nos llevó definitivamente al sin propina). Pero Igual.
El lunes 15, feriado aquí y en Francia por ser la Asunción de María, tomamos el colectivo y nos fuimos al pueblo de al lado, Villeneuve-les-Avignon. Es un pueblito muy pintoresco con varias cosas dignas de ser visitadas, varias de las cuales estaban cerradas por ser feriado, maldita costumbre que tienen los españoles y ahora sabemos que los franceses también, de cerrar en feriado los lugares que uno normalmente visita en feriado. Fuimos primero al Fort Saint Andre, antigua fortaleza que se conserva bastante entera pues, como rezaba uno de los cartelitos indicadores, en realidad nunca fue presa de un ataque grosso. Estaba bastante bien. Una cosa muy frustrante eran las audioguías que te daban en los monumentos (en este en particular no, pero aplica también a folletos y carteles explicativos): las explicaciones de cada punto del camino eran extremadamente largas, superando en mucho el umbral de atención del hombre común. Un embole. Luego del fuerte, nos adentramos en las preciosas callecitas de casas muy antiguas con sus florcitas y detallitos y paramos a comer en el restaurante que os ofreció el menú turista más barato, Le Saint André. Aleluya hermanos. Pero qué paqueterie. Poco nos imaginábamos que disfrutaríamos de nuestra mejor comida en todo el viaje. El menú consistía en principal-postre y café, bebida aparte pero es no es problema en Francia, donde es lo más normal del mundo pedir un garraf d'eau, o sea, agua de la canilla, la que no te cobran ni tampoco te miran como si fueras un rata por pedirla. Si el restaurant es decentito hasta te la traen fresca (y no tiene el tufo a cloro de la de Baires). La cocina del restaurant era regional, Silvia se pidió un ensaladón, Juan un pollito a la mostaza y Nacho y yo disfrutamos de sendos gigot de cordero al tomillo, delicioso, super casero. De postre, él y Silvia comieron helado de Nougat con salsa de frutos del bosque y Juan y yo, crème brulée a la lavanda, la cual staba ex-qui-si-ta, y eso que yo soy muy exigente cuando se trata de crema cremada. Sintiéndonos más felices y biyuyescos, nos fuimos a la Cartuja, antiguo monasterio hoy transformado en cooperativa de artistas (con exhibiciones ladri incluidas). Pre-cio-so. Muy bien conservado, celdas de los monjes recreadas en detalle, jardincitos muchos y divinos, una hermosura. Saliendo de allí, y antes de tomar el colectivo de vuelta, Silvia y yo hicimos una pasada rápida por la iglesia Colegiata de Notre Dame, que incluye un bonito claustro. No tengo fotos de esto pues me quedé sin rollo y, a diferencia de España, en los monumentos/tiendas de souvenirs NO venden rollos, ni siquiera a precio de oro.
A la noche fuimos a comer a un restaurant en la Place de l'Horloge, el corazón de Avignon, donde de nuevo se ganaron el no-propina pues se les había acabado la mousse de chocolate (y no eran las 11) y encima tardaron un montón en traernos el café.
Ayer emprendimos la vuelta al mediodía, comimos sanguchitos en el tren de Avignon a Perpinyà y de ahí micro, mis suegros bajaron en Figueres donde empalmaban para Roses y nosotros derecho a Barna. Con la heladera vacía, comimos fideos con salsa comprada y a dormir se ha dicho.
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Quina emoció!!!! Qué buen regalo el de Silvia y Juan...es que ellos son muy biyuyescos. Lástima que no supe con tiempo que iban para allá, les hubiera dado unas nimiedades para que les llevaran.
ResponderBorrarHablando de leer: "L'ombra del vent" (o su versión castellana-original- "La sombra del viento" de Zafón)
Me cambié el look. Me gusta. Y sino el pelo crece.
Cuidense. Besos
Lau
Ah, no!!! Queremos ver fotos con el nuevo look!
ResponderBorrarEstá muy bueno leer otra versión de casi lo mismo que uno vivió. Besos, Silvi
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