El sábado cuando volvimos de Sabadell fui al Hipercor a reclamar pues el otro día me compré una minipimer baratita y cuando me la pasaron por caja no era tan baratita. Obvio procesos burocráticos en Atención al Cliente que desenlazaron en la devolución del aparato, me fui de nuevo al estante de minipimers, esta vez con ojo crítico, y la verdad q se necesitaba un máster en criptología para determinar qué cartelito de precio correspondía a cada modelo. Con decir que lo más fácil fue fijarme en el código de barras enterito. Total, q el modelo baratito q decía el cartelito no había más, entonces por un poquito más del modelo impostor q me había llevado antes, me compré una braun q estaba de oferta. El domingo estuvimos haciendo huevo todo el día. Estábamos mutaditos. Ayer me compré guantes de goma. Los q tenía estaban tan hechos bolsa q el otro día se me rompió un vaso por habérseme resbalado. Fucking guantes! Se murió el papa. Pobre. La verdad q ya daba asco ver el regocijo mediático en la ancianitud del polaco. Para mí es la primera muerte de papa, ya q si bien cuando asumió JP II yo ya existía, a 3 años q tenía en ese momento no era conciente ni de qué era un cura, por tanto los dos papas que lo antecedieron no cuentan. Ojalá que elijan a un papa copado, q se ocupe de la cosa ecuménica como hizo éste pero q también sepa conjugar iglesia y modernitud, cosa en la Wojtila anduvo flojo (anticonceptivos). Me reservo los nombres de mis preferidos, por cábala. La primavera se vino de golpe, pasé de las poleras a la manguita 3/4 sin escalas. Me tengo q comprar pantalones, los q tengo son abrigados. El otro día ya me compré uno, en mesa de saldos, lo tengo ahí pespunteado para subirle el dobladillo. No me queda superbien, pero lo pagué ¡1 €! y como para que me admiren el culo no lo quiero... El viernes conocí un bulldog muy simpático y boludón con collar de perro malo (cuero negro y tachas) que responde al nombre de Tyson. Casi lo pisa un taxi, yo grité y el taxi, que venía a paso de hombre, frenó a tiempo mientras él ni se inmutaba. Ahí lo llamé a la vereda, donde le hice unos mimos. Luego seguí rumbo a la oficina y él se quedó papando moscas mientras hacía caso omiso de sus amos que lo llamaban para adentro.