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25.3.09

Perdizione fiorentina

Florencia es, en efecto, una perdiciòn para una abnegada coleccionista de papel de carta como servidora. Las Cartolerie abundan a lo largo y a lo ancho de esta bellìsima ciudad a la que arribamos anteayer lunes procedentes de Nàpoli. (Ya gastè un platal, y comprè sòlo lo màs bonito de lo que no es carìsimo de la muerte) Lo màs lindo de Florencia es la ciudad misma. Como otras ciudades que conservan un buen nùcleo antiguo, da gusto perderse en sus calles angostas y descubrir iglesias, palacios y plazas. El lunes fuimos a la catedral de Sta. Maria dei Fiori, màs conocida por su cùpula, el Duomo, la construcciòn del cual no sòlo es un prodigio de la arquitectura de todos los tiempos (en cuanto a tècnica) sino que està teñida de puterìos totalmente novelescos (Nacho ya los contò) . No subimos ni al duomo ni al campanile, en parte por presupuesto y en parte pq me dolìa bastante una rodilla (ahora estoy mejor). Sì fuimos al batisterio, cuyo techo de mosaico es un espectàculo. A la tarde fuimos a una expo en el palazzo Strozzi sobre la historia de la astronomìa, que a Nach le interesaba especialmente porque incluìa bastante material de las aportaciones de Galileo al tema. Estuvo interesante, aunque habìa demasiados astrolabios para mi gusto. Tambièn admiramos las esculturas de la Loggia dei Lanzi, junto al Palazzo Vecchio, y pasamos por el Ponte Vecchio, aunque es màs lindo visto "de afuera" que "de adentro". Ayer arrancamos en la galleria degli Uffici, enorme museo donde entre otras obras se encuentra el archifamoso cuadro del Nacimiento de Venus de Boticelli. Nunca entendì què tiene de maravilloso este cuadro (si alguien con conocimiento de arte me lo puede explicar, le agradezco) y verlo en persona confirmò mi (falta de) sentimiento hacia el mismo. No me parece que estè tan bien pintado como otras obras del mismo autor; incluso en una sala adyacente habìa un cuadro representando la Fortaleza, tambièn de Boticelli, que me pareciò muchìsimo mejor. Ademàs, siempre lo vì como mal compuesto, las figuras como recortadas, toscas, no sè. En fin. Lo que me encantò de la galleria fueron los frescos de los techos, una filigrana de motivos grotescos que era una locura. De Uffici fuimos a la basìlica de la Santa Croce, donde estàn enterrados varios grossos de la historia italiana, como Galileo, Miguel Angel, Maquiavelo... Hay tambièn un claustro muy agradable. Despuès nos dirigimos al Palazzo Vecchio, una belleza, con unos salones esplèndidos, unos cielorrasos de marqueterìa impresionantes y màs frescos de grotesco. Los comentarios gastronòmicos lamentablemente escasean en este relato, pues con nuestro ajustado presupuesto nuestra alimentaciòn se compone bàsicamente de pizza. Ayer sin embargo decidimos comer un poquito màs decentemente y yo me pedì ravioles con manteca a la salvia. Estaban deliciosos, bien caseros. Hoy arrancamos con caminata temprana hasta la loma del— eh... hasta Piazzale Michelangelo, del otro lado del Arno, subiendo la cuesta, desde donde se tiene una hermosa vista de la ciudad. Un poco màs arriba està la iglesia de San Miniato al Monte, que vale la pena cada escalòn. Es una basìlica romànica del siglo 11, con unos policromados hermosos y una cripta preciosa. Bajamos y pasamos por la iglesia de Santa Felicità, dimos una vuelta por el barrio y fuimos a la Capilla Brancacci, en la Iglesia del Carmine. Està muy bien, pero por la fama que tiene me imaginaba algo mucho mejor (me quedo con San Miniato). Comimos nuestra pizza para llevar en la explanada del Palazzo Pitti, el cual visitamos luego de este espartano almuerzo. La entrada es bastane salada, pero teniendo en cuenta el lujo que uno se encuentra adentro no està tan desubicada de precio. Lo que sì nos pareciò una desubicaciòn total fue que a las 13:45 cierran la mitad de las salas de la galerìa de arte moderno. Por què? No lo sabemos, no nos interesa, nos parece un timo teniendo en cuenta que el museo cierra recièn a las 19, y no te cobran menos despuès de esa hora. A mì la bronca sòlo se me pasò un poco despuès de que enganchàramos una visita guiada al baño de la duquesa, que contaba con la novedad de tener canillas de agua frìa y agua caliente, allà en el siglo 18. Me gustaron especialmente las naturalezas muertas -un gènero que generalmente no me gusta- de una tal Giovanna Garzoni, pintora del siglo 17. Son preciosas, podrìan pasar perfectamente por un dibujo moderno. Tambièn habìa un par de Tentaciones de San Antonio, siempre tan fascinantes. A la tarde hicimos doble merienda. Es que en un pub irlandès atendidos por japoneses cerca del ponte de la Trinità habìa capuccino y porciòn de bizcochuelo por 2,50, pero previo a esto, nos habìamos tomado un helado. Nacho se decantò por limòn y mora, siempre discreto, èl, pero yo quise probar gustos nuevos, asì que me pedì merengue y rosa. El merengue me delira, y esto tenìa màs de merengue que de helado asì que yo feliz. El de rosa era muy rico, delicado, pero junto con el de merengue formaban una combinaciòn explosiva. Boccatto di cardinale! (Clic para agrandar las fotos)

1 comentario:

  1. Florencia es una de mis tantas asignaturas pendientes, en la adolescencia ya deliraba por ir. Totalmente de acuerdo en cuanto a la apreciación de Venus saiendo de su concha, aunque me parece más horrible la Gioconda, no sé qué les ven. Lo que no creo que disfrutara son esos decorados grotescos que mencionás, más bien me horrorizan. Sí disfrutaría del baño de la duquesa del Palazzo Pitti, baños y cocinas antiguos me deliran. Ignoraba eso de San Miniato, parece bien interesante. Trataré de buscarlo. Habrán quedado agotados después de tanta visita y caminatas. Muy divertido eso de ir a un pub irlandés atendido por japoneses para tomar un capuccino, muy ecuménico.

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