Después de la tempestad

Algunos ya saben, otros no; han sido unos meses de locura que recién ahora empieza a aflojar. Locura y felicidad, pues después de languidecer por demasiado tiempo en la frígida Alemania, hemos vuelto a Barcelona.


Hace tres meses que casi no tenemos respiro. Entrevista dos semanas antes de Pascua; ofrecimiento del puesto el propio Jueves Santo; cumpleaños transcurrido en medio de un house hunting feroz (debería agregarlo a mi CV: "conseguí piso en Barcelona en 3 días").  Nacho que viajó en auto desde Frankfurt a tres días de haber vuelto de Buenos Aires; yo, llegada una semana más tarde, que embalé todo en 3 días (with a little help from my friends) para que se lo llevara el camión, que tuvimos que pagar nosotros ya que la empresa no cubrió la mudanza. Pintar el depto y suspender la pintada tres días para la boda de unos amigos en Koblenz, de la que fui testigo; ver desmantelar mi amada cocina que tuve que malvender ya que el propietario no la quiere; la mala puntería de la administradora que siempre quiere traer visitas en horarios que no estoy. Salir corriendo para Barna para poder encargarme de trámites y gestiones varias, incluyendo excursión a un polígono industrial al lado de Manresa para la ITV del coche, parado dos semanas hasta que conseguimos todo para poder matricularlo, con lo cual no podiamos todavía comprar muebles y cacharros que faltaban en casa; empleadas públicas que no te dicen todos los papeles que tenés que llevar y te retrasan el trámite una semana (y encima no la podés putear porque necesitás que te resuelvan el tema ); tres-visitas-tres del técnico para poder conectar internet. Volver a Frankfurt  para terminar de pintar el depto, entregarlo y despedirme de una vez por todas de mi particular infierno alemán.

Había hecho un par de videítos pensando en montar algo como cuando me fui del putopueblo, pero no. No tengo interés en mirar atrás. Y no es una frase hecha: después de despedirme de la chica de la inmobiliaria en la puerta del edificio, me di cuenta llegando a la parada del tranvía de que no me había dado vuelta ni una vez.

La última foto de la obra del tram,
de las que venía posteando en FB.