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26.12.10

Melancolicoso Christmas Edition: La primera vez

~ Recuerde: Haciendo clic sobre las fotos, se agrandan! ~

Cuando yo era chiquita, la magia de ir y encontrarse un regalito donde ayer no había nada no se limitaba a los Reyes Magos. En mi casa pasaba seguido, pero la destinataria no era yo.

Mi iaia recibía cartas.

Cartas que yo sabía que alguien había escrito y mandado, y que las traia el cartero, pero verlas ahí, adentro del  buzón de chapa negra cuando mi iaia lo abría era para mí maravilloso.

En esa época, en que ni siquiera soñábamos con que algún día existiría internet y los teléfonos eran escasos y caros (larga distancia sólo para Grandes Ocasiones), el correo era todavía la principal, por no decir única, via de comunicación entre amigos o parientes alejados. Mi iaia se carteaba con su cuñada Ma. Anita, con su sobrina Quimeta (nombre repetido en la familia) y con sus amigas del alma, Rosita Falcó y Consuelo "Lelu" Suárez, además de correspondencia ocasional con algún otro conocido, tarjetas de navidad, postales de vacaciones, etc.

La cuestión es que recibía cartas. Y yo la envidiaba con toda la inocencia de mis tres, cuatro, cinco años... Más de una vez le había preguntado cómo tenía que hacer yo para recibir cartas. Me contestó que para recibir cartas, primero tenía que escribirlas, así los otros me contestaban. ¿Pero a quién le iba a escribir si no sabía? Además toda mi familia y mis amistades vivían cerca. Las cartas eran para la gente que vivía lejos, que no podés pasar por la casa a tomar un café o llamar por teléfono. Creo que en esa época, ni siquiera consideraba que fueran algo para comunicarse dentro de un mismo país.

Para recibir cartas, primero hay que escribirlas. Así que cuando terminé primer grado, le escribí a Rosita Falcó. No sé que le puse. Creo que fue una postdata a una carta que le escribió mi iaia, pero no tengo la más pálida idea de la extensión ni del contenido de la nota. Sin embargo, eso no es lo importante. Lo importante es que poco tiempo después recibí la primera carta de mi vida. Una tarjeta de Navidad hermosa que atesoro como oro en polvo y cuyo texto me hace llorar de emoción con cada lectura.
*

Quimeta falleció ese mismo año. Era la única familia directa que le quedaba a mi iaia en Catalunya, y perdió las ganas de escribir. No escribió nunca más. No llegaron más cartas a casa hasta muchos años después, cuando empecé a cartearme con otra gente y le tomé el gusto a la amistad postal. ¿Se lo tomé o ya lo tenía?

Ninguna de las cartas de mis penpals le llega a los talones a la de Rosita. Y cuando abro el buzón y encuentro una carta, vuelvo a sentir la misma ilusión, la misma magia, que cuando veía a mi iaia abriendo el buzón en el Pasaje.
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*Traducción: Que seas muy feliz toda la vida - Querida Nuri: Ayer recibí tu carta tan linda, así como la de tu iaia. Yo ya le había enviado unos días antes a tu iaia una tarjeta en la que le mando un saludo especial para ti. Pero al recibir hoy tu tarjeta tan simpática no puedo menos que responderte directamente para darte las gracias. Yo me pensaba que eras una niña muy pequeña y resulta que eres una señorita que ya sabe escribir en catalán y castellano. Yo te quiero, Nuri, ¿sabes por qué? Porque con tu iaia nos hemos querido mucho toda la vida. Te mando muchos besos, y dale unos cuantos a ella de mi parte Rosita.

1 comentario:

  1. Preciosa tarjeta, hay que saber decir lo que dijo Quimeta. Y ya se ve de dónde te viene lo de los penpals y los papeles y sobres de carta. Que lo sigas disfrutando siempre.

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