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10.1.10

Melancólico + Meloso = Melancolicoso

¿Todo tiempo pasado fue mejor? Esta es una de las grandes preguntas sin respuesta de la humanidad. Ya en la Grecia antigua se miraba con saudade hacia el tiempo pretérito y los jóvenes de hoy en día:
«Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos» (Sócrates)

En esta nueva sección, que apropiadamente saldrá los domingos por la tarde, momento más melancolicoso de la semana, mostraré diversos objetos del baúl de los recuerdos, de mi caja de los tesoros.
Algunos objetos tienen una historia que me involucra, otros una que me precede, otros simplemente son la materialización de un sentimiento, una emoción, un recuerdo.

La caja en sí -una lata, técnicamente- me la regaló mi mamá no recuerdo en qué ocasión, pero me vino bien para juntar esas chucherías, missss tesssorosss, que tenía desperdigados por ahí.

Y para empezar, lo que más se parece a un tesoro de esos que salían en los cuentos: Las gemas. El tesoro-dentro-del-tesoro. No hay diamantes, ni rubíes, ni oro en mi botín. Hay vidrio, piedra, madera y hasta plástico. Cuando se tienen 5 años, la diferencia entre un brillante y un strass es más un nombre que un concepto. Something pretty, something shiny. Aquello que agrada a un infante no está condicionado por el valor monetario que la sociedad le da. Una cuenta de madera, cuando es todo lo que nos queda de ese collar (de juguete) que tanto nos gustaba y que un día se partió con tanta mala suerte que las cuentas volaron por toda la avenida, es mucho más que una cuenta de madera. Es el testimonio del collar que fue, que nos regaló alguien querido, con el que jugábamos a ser princesas...Del collar en cuestión quedan, en realidad, varias cuentas. Marqué algunas en amarillo en la foto de abajo.
En verde chillón están un par de las cuentas originales que le secuestré ami mamá, con permiso, del cajón de costura.
En verde bosque hay un strass de tres que decoraban un sweater color cobre de mi vieja. Siempre se los codicié, y cuando al sweater le llegó su hora me puse muy feliz porque pude hacerme con las "piedras preciosas" que lo engalanaban.
En cyan está un botón de plástico perlado con strass que era de un vestidito mío que usé hasta los 4-5 años, color aguamarina, con puntillas. Me fascinaba ese vestido, pero sobre todo los botones. Curiosamente, no tengo ninguna foto con él :(
En gris, un pedacito de cadena de un reloj que tenía mi abuela, que andaba para atrás y me lo dio para jugar.
En magenta, cuentas de no recuerdo qué accesorio de mi primera muñeca articulada, queme trajeron los reyes estando de vacaciones en Villa Gesell, 1982. La muñeca, me acuerdo, era bastante fiera y se llamaba Nicole, un nombre que trajo de fábrica y me parecía horroroso.
En fucsia, cerca del botón, un corazón de plástico azul transparente que decoraba un anillo de juguete que yo tenía... para mí era tremendo zafiro.
Finalmente, en blanco, un caracolito del cual mi abuela tenía bastantes, todos traídos de la Costa Brava. Estos caracolitos, cuando se ponen en un plato de vinagre de vino, "nadan" por el fondo. Obviamente para una criatura, eso es magia pura. No tengo idea de cómo se llaman.

5 comentarios:

  1. ME ENCANTA ESTA NUEVA SECCIÓN... SIN DESMERECER LA ANTERIOR DE TUS OBRAS PICTORICAS! AY, Y YO QUE CREIA QUE ERA LA UNICA QUE GUARDABA TESORILLOS "INUTILES" DE MI VIDA... AUNQUE DEBO DECIR QUE LA MAYORIA DE LOS MIOS HACE UNOS AÑOS ME DIO UN "FLASH TIRAOR" (DE TORAR), COMO DIRIA MI MADRE, Y FUERON TODOS PARA REGALAR A MIS SOBRINAS O PARA DAR A UNA TIENDA DE SEGUNDA MANO... AHORA ME DAS ENVIDIA!

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  2. A mí también me encanta esta nueva sección.
    Y encuentro súper bien escrito tu relato acompañando la foto.
    Por cierto, yo que soy de tirar todo lo que no uso y calculo que puedo usar, sí guardo puntillas antiguas (algunas cada tanto las incorporo a una blusita o así, otras sé que son ya inusables porque se destruirían al primer lavado) y también botones, en particular los de nácar que son mi debilidad, y que descoso de cada prenda que ya no uso para volver a usar en otra ocasión. De chicas, con Vivi, cuando pasábamos los veranos con nuestros abuelos en La Plata, a menudo nos daban para entretenernos un par de latas llenas de botones, que era un placer revolver, agrupar, admirar. Y me quedó. Tiempos pre-computadoras, claro.

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  3. Ah, los botones de nácar... debilidad total!!! En casa había tantos que le regalé un montón a dos amigas que cosen y me quedé con un toco... ¡Ya les tocará su post! Las puntillas otro tanto, son un bellezorrrr...

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  4. ¡Me sumo a los comentarios de vitoreo de este post y de esta nueva sección! Y vamos tres que coleccionamos estas cosas. Me encantan los botones, es algo que heredé de mi señora madre. También me gusta coleccionar monedas, y por supuesto frascos de perfume, cremitas, etc. Debo confesar que los frascos de perfume cada tanto los desecho porque sino mi placard es un búnker cartonero...

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  5. Quien no guarda chucherías? Yo guardé por años una cajita de lata que era de unas pastillas que tomaba mi abuela, llena de dijes de torta de 15, horribles, pero para mi eran como de oro, me los había regalado un tío pastelero, pero un día se lo regale a mi sobrina.:(
    Susy

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