17.11.09
Martes, arte: El molusco pardusco
Pobrecitos los caracoles. Su único pecado es comerse las plantas. Pero su proverbial lentitud y mansedumbre los hace presa no sólo de jardineros esmerados, sino de niños curiosos, que es más pior. Por suerte en mi casa se nos adoctrinó en la no crueldad hacia los animales, y la única "tortura" que sufrían los moluscos en cuestión eran ser entregados como snack a mi tortuga Rosita, que le encantaban. Siempre me fascinó eso de que puedan mirar con los ojitos para todos lados, la mar de práctico.
~ Recuerde: Haciendo clic sobre las fotos, se agrandan! ~
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Te imagino de niñita buscando caracoles para dárselos a Rosita, mirando cómo se los deglutía. Debías ser el terror de la colonia de caracoles.
ResponderBorrar