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19.1.09

¡Señora...! ¿Qué le pasó?

:: Entra la señora ataviada sólo con un barril colgado de los hombros con sendas tiras:: Señora: Clima: lluvioso; departamento: chico; terraza: húmeda. Resultado: ¡no se me secó la ropa! Vendedor: ¡Ah...! La señora necesita un... Señora: Secarropas Drean. Vendedor: ¿Drean? Señora: ¡Drean! Porque un Drean, seca con calor. Y porque gracias a su tambor de acero inoxidable no daña la ropa. La memoria me falla al recordar qué retrucaba aquí el vendedor, que admiraba la sapiencia y buen tino de la señora al elegir secarropas. Si Ud. también recuerda esta propaganda, considérese viejo. Data de (muy) principios de los 80. El por qué de su indeleble marca en mi cerebro creo que se debe a dos factores clave: 1º) a mis escasos años ya era perfectamente conciente de que nadie se iba a quedar literalmente en pelotas por no secársele la ropa, por no mencionar que un tonel es mucho más difícil de conseguir que un par de pantalones y un buzo. 2º) con mi por entonces recientemente adquirida capacidad de lectura, el isotipo de Drean me daba dolor de vista: esa erre sajona (dato del que me enteré hace apenas pocos años) me perturbaba sobremanera, y le discutía a quien me quisiera escuchar que ahí no decía Drean, sino "Dnean". Mención aparte merece el sonsonete de la mujer, y que mi existencia transcurrida en casa hacía que los conceptos "departamento chico" y "terraza húmeda" me fueran absolutamente ajenos e irrelevantes en lo referido al proceso de secado de ropa. Tampoco entendía qué tenía que ver un instrumento musical (el tambor) con los electrodomésticos. Hace cuatro años pasé de la casa al "departamento chico". La terraza, sin embargo, era amplia y lo bastante ventosa como para que incluso en invierno se me secara la ropa en cuestión de 24 horas. Hace dos años, pasé a un departamento grande, sin terraza pero con balcón en verano y lo bastante seco en invierno para que la ropa se secara eficazmente en el baño, colgada del ténder. El problema es que ahora vivo en este departamento, grande y con balcón, pero sensiblemente más húmedos que el anterior, con lo que la ropa, en invierno, decora mi living por días colgada del ténder a la espera de estar lo suficientemente seca como para guardarla (de planchar ni hablar, obvio). Por eso el sábado pasado nos decidimos y compramos un secarropas. Sí, el electrodoméstico que siempre estuvo al fondo de mi lista de prioridades, por debajo de la freidora, la multijuguera y el cuchillo eléctrico se ha convertido, por circunstancias climatológicas, en un artículo anhelado durante todo el invierno pasado. Mañana me lo entregan. Eso sí, recibiré a los muchachos debidamente vestida. No es un Drean. UPDATE post-estreno: ¡Qué felicidad!

5 comentarios:

  1. Veo que estás recuperando el ritmo!!!!! Yo soy como tú: la secadora es la última de mis prioridades, claro que tengo un bonito balcón donde en general la ropa se seca sin problemas!!!!!!

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  2. La secadora es uno de los mejores inventos, con este tiempo creo que los demás también nos tendremos que aplicar el cuento y comprarnos una...

    Besos

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  3. AMIGA, TE HE DEJAO UNA TAREILLA EN MI BLOG! (si te apetece)

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  4. Yo me volví adicta en Canadá... la ropa queda tan suavecita! Y no hay que planchar nada! Y lo mejor: no hay que tender!!!
    Te envidio.

    xoxoxo

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