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28.3.05

¡Somo' lo' mochilero', Somo' lo' mochilero'...!

Hooooli! En estos momentos me siento como un hobbit luego de haber hecho la expedición por toda la Tierra Media... Que fue más o menos lo que hicimos esta Semana Santa! Como no tenemos un mango, siendo fin de mes, decidimos partir a la aventura e internarnos en la naturaleza. El viernes por la mañana salimos de Barcelona para Olot en micro, donde llegamos en dos horitas. Mientras esperábamos que saliera el micro a Les Preses (un pueblito cercano, q nos dejaba más cerca de nuestro destino) visitamos uno de los volcanes de la ciudad, el Montsacopa. De Les Preses hicimos dedo hasta el último pueblito antes de la montaña, Sant Privat d'en Bas, y ahí comenzó nuestra aventura, subiendo la montaña con destino Santa Magdalena del Mont, una antigua ermita donde existe además un refugio libre. ¿Qué es un refugio libre? Pues eso: un refugio de montaña, donde cualquiera se puede quedar, gratis. Por supuesto es solo un cuarto sin ninguna comodidad, un techo donde pasar la noche a cubierto y nada más. Pero gratis. Llevábamos comidita enfrascada y enlatada en nuestras mochilas, y bocados energéticos como frutas secas y chocolate. Por el camino, que trancurría entre bosques de hayas y torrentes secos de deshielo, nos dábamos ánimos con frases románticas a la Frodo y Sam y con frases menos románticas extraídas de South Park. Y sí, somos nerds. El tema es que se ve que los carteles que hay en el sendero indicando el tiempo estimado de marcha están hechas para gente más preparada (o sea con más estado físico) que nosotros, con lo que 1:20 hs después del cartel que decía que en 1.30 se llegaba al refugio, nosotros estábamos en el cartel que decía que al refugio se llegaba... en 40 minutos. A todo esto eran casi las 6 de la tarde de un día nublado y humedito, feo, todo estaba pringosito y no había un puto lugar plano para descansar. Afortunadamente a diez minutos (de verdad) de este cartel que minaba nuestras esperanzas, está la ermita de Santa Maria de les Olletes, lugar con el que yo contaba en caso de que sucediera, como nos sucedió, que se nos hiciera tarde para llegar a Sta. Magdalena de día. La ermita es tipo Lourdes, una cueva con un altar en el fondo, esto está cerrado con reja y delante en la entrada de la cueva hay un atrio con parecita y rejita también pero esta abierta, así que nos dispusimos a pasar la noche ahí. Por supuesto, donde hay una ermita hay una fuente cerca, por lo que repusimos agua sin problemas. Más problemático fue encender el fuego, ya que con la descripción del día que ya hice, todo estaba húmedo cual si estuviéramos en Baires, hasta los diaritos locales que había juntado horas antes en Olot y que llevaba en la mochila estaban húmedos. Finalmente, luego de una hora y media larga de lucha, logramos que se mantuviera encendido y hasta pudimos calentar un poco las salchichas en las llamas ¡igualito que película yanqui de campamento! jejeje. A falta de guitarra, canturreamos varias piezas a capella y luego de apagar el fuego nos fuimos a dormir. Al día siguiente, luego de desayunar, reemprendimos la marcha y tres cuartos de hora más tarde llegamos, por fin, a Sta. Magdalena. ¡Quina Emoció! El lugar es diviiiiiiino, con la ermita y el refugio de piedra en medio del plano, la canción de Abuelito Dime Tú repicando sin cesar en mi cabeza... Florcitas silvestres, una vista impresionante sobre todo el valle, lagartijas correteanto por doquier (y Nuri correteando las lagartijas, claro). El refugio, mejor de lo que esperábamos, tenía un hogar y algún alma generosa lo había equipado con un par de colchones viejos y un sofá viejo también, estratégicamente colocado frente al hogar. La fuente también estaba más cerca que en Olletes. Pasamos el día descansando en ese lugar paradisíaco, hubo sol todo el día y eso nos permitió juntar cantidad de leña seca con la que a la noche hicimos un hermoso fueguito; y en una parrillita hecha mierda q también había cocinamos las salchichas, que quedaron fabulbuenas. Domingo de Pascua, nos desayunamos con los conejitos de chocolate que increíblemente llegaron sanos y salvos después de pasear dos días en la mochila (milagro pascual?) Luego Nacho subió a la cima del Puigsacalm, yo la verdad no tenía ni cinco de ganas de seguir subiendo, me quedé disfrutando de la vida en Sta. Magdalena. Luego de comer emprendimos el regreso. Bajamos por otro camino, que nos llevó al salto de Sallent, una impresionante cascada no tanto por el caudal de agua, q es poco, sino por la caída, de 80 metros. Lo vimos parcialmente desde un mirados, ya que de ahí tomamos un desvío que llevaba más directo de vuelta a Sant Privat, pues se veían nubes de tormenta a lo lejos y no queríamos que nos agarrara la lluvia. Estuvo muy lindo el camino de bajada también, diferente del de ida no sólo por ser otro sendero sino q también el paisaje era distinto. Más citas Hobbits y Southparkianas. Tuvimos una suerte tremenda, ya que al llegar a Sant Privat y comenzar a hacer dedo, nos levantaron en el preciso instante en que se largaba un chaparrón de la hostia con piedra y todo. El granizo era chiquito pero duró una rato largo, y cuando llegamos a Olot parecía que se hubiera desparramado un camión de bolitas, todo estaba cubierto de piedritas de hielo. Nos dejaron en la estación de micros a tiempo de tomar un café antes del último micro a BCN. A pesar de ser feriado, los dos metros y el tren que tomamos para llegar a casa aparecieron enseguida. Para coronar tan deliciosa aventura, hice fideos negros con trucha ahumada y crema y miramos El Retorno del Rey, versión extendida. Unsurprisingly, soñé con hobbits que vivían en el Raval y por la zona de Urquinaona.

1 comentario:

  1. Si me gustó vuestra aventura pascual, lo que pasa es que hace mil años que no navego por internet. Me limito a usar la internet como istrumento de trabajo. Hoy me actualizo...en un rato te cuento
    Besos
    Lau

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