Glamour de entrecasa

El jueves vinieron a cenar Bárbara, Elena, Emrah y María. Lo pasamos muy bien y nos divertimos mucho. Primero hicimos una picada con chorizo, queso feta y la estrella de la noche, virutas de jamón serrano (de la paletilla q le dieran a Nacho en el lote navideño). Luego mi tradicional carne a la mostaza con arroz basmati. Todo regado con Malbec argentino y vino de Tarragona. Y de postre... ahí se desvela el título.
La comida entra por los ojos. Una buena presentación nos predispone mejor para disfrutar de un plato, por simple que éste sea. ¿Cuál es la diferencia entre la superpicada que preparó para el almuerzo familiar del domingo y esa tabla de quesos impresionante del cumpleaños de 15 (versión standard) de la vecinita? Ninguna, sólo que la mesa de quesos estaba puesta "bonita". Y ni siquiera tenía ese lomito curado que Ud. se trajo especialmente de Mercedes. Así que desde este humilde espacio propongo aplicar una dosis de glamour a platos cotidianos, para que con un pequeño sucio truco de marketing Ud. quede como un/a duque/sa con sus invitados, sin por ello haberse gastado una fortuna ni enclaustrado 36 hs. en la cocina.

Hoy: La Chocotorta Surgida como un invento de márketing de Bagley y Mendicrim hace ya tres lustros al menos, se convirtió rápidamente en un plato tan popular y argentino como las empanadas. Es además, por su facilidad de preparación, el plato con que miles de niños se inician en la repostería, y la única torta que muchos infantes aceptan comer en los cumpleaños. Deliciosa como pocas, su aspecto sin embargo suele ser más bien anticlimático:

Esto no es un problema cuando una la presenta ante los ya iniciados, pero me carcomía los sesos la manera de darle un look más acorde con su deliciositud. Así nacen, pues, las chocotortitas individuales. El procedimiento es idéntico al de la chocotorta tradicional, pero con capas de una chocolina por vez. La mejor manera es mojar la galletita en el almíbar o la leche, untarla con la crema de dulce de leche y mendicrim cual si fuera una tostada y apoyarla sobre el platito donde la vayamos a servir, con la crema hacia arriba. Continuar con tres o cuatro galletitas más. Esto tiene varias ventajas:

- No se bandean las galletitas ni pasean sobre la fuente.
- Por la misma razón, se puede regular mejor el grosor y uniformidad de la capa de crema.
- Se evita romper la torta al cortarla.
- Queda más lindo (que es propósito de este artículo).
- Si tiene Ud. manga, puede usarla para hacer capas más gruesas de crema (y decoración final!).

Más tips:
a. Para hacer muchas chocotortitas y que no ocupen demasiado lugar en la heladera, yo voy apoyando cada una en un cuadradito de papel de aluminio y la semienvuelvo (como si fuera una madalena cuadrada) para que no se bandee. En el momento de servir se saca y se emplata.
b. Si la crema quedare muy chirla, agregarle una cucharadita de gelatina sin sabor disuelta en el mínimo de agua posible. Armar la torta o tortitas en una fuente donde quede/n contenida/s por bordes altos. La crema solidificará en la heladera y no quedará una masa seca rodeada de crema derretida.

Glamour tips:
1. la chocotorta estandar suele tener 3 ó 4 capas según lo extensa que sea. Con la chocotortita individual se pueden apilar 5 ó 6 galletas, creando un postre de línea vertical, tan de moda últimamente.
2. Si sobró crema se puede poner en un cucurucho de celofán (yo lo hice con el mismo paquete de chocolinas) y aprovecharla para emparejar las capas, cubrir los cantos o pegar adornitos. Yo le puse estos muy mononos que acá en Alemania se consiguen en cualquier lado, pero se pueden usar pepitos, grana o cacao en polvo.
3. Con las galletitas que estaban tan rotas que no se podían aprovechar, las hice polvo y decoré el plato (la moda de manchar el plato con salsas ya fué... ahora la onda es espolvorearlo con especias, brunoise o lo que sea...) El resultado:
Espero que les haya gustado. Cuando haga otro makeover lo posteo.