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20.7.09

Poniéndose al día I: Newschwanstein

Convengamos que tener una sección semanal que puedo programar con antelación no ayuda a mis ataques de fiaca bloguística. El mes pasado (11-6, para ser más exactos) fuimos al archifamoso castillo de Neuschwanstein. Previo a éste, visitamos el de Hohenschwangau, que está justo enfrente y es donde Ludwig II -quien luego construiría Neuschwanstein- pasaba sus veranos de niño, junto con su familia, claro. Llegamos a Schwangau (el putopueblo donde stán los castillos en cuestión) el día anterior por la nochecita y dormimos en la carpa, así nos evitábamos tener que madrugar para hacer las excursiones. Hohenschwangau es una mezcla de estilos. Construido a principios del siglo XIX sobre los cimientos, en ruinas, de un castillo anterior, Maximiliano II quiso recrear un castillo gótico. Sin embargo, de gótico no tiene ni el exterior. Por dentro el estilo corresponde a los de la época: neoclasicismo e imperio, muy discreto -ya que era apenas "la casita de verano"- y, por lo tanto, muy agradable, incluso hoy no es disparatado imaginarse habitando el lugar. La habitación de la reina es en estilo otomano, divina, y no desentonaría en un boutique-hotel . Las fotos adentro no están permitidas, pero pueden verse algunas en la página oficial. Después de comer rica comidita bávara fuimos a Neuschwanstein, con con Tani, Nico, Dani y Jia (q no vinieron a Hohenschwangau, vinieron al mediodía). No necesito decir lo maravilloso que es el castillo por fuera: la ubicación inmejorable, sobre un peñasco aislado en la precordillera alpina, y la cuidada estética exterior le dan un aire tan de cuento como atestiguan las innumerables fotos que circulan por todos lados. Antes de pasar al interior, sin embargo, y para que se entienda mejor a lo que voy, es menester conocer un poco la historia del castillo o, más bien, de su artífice. Ludwig II no tenía todos los patitos en fila. Para simplificar las cosas, basta decir que vivía bastante desconectado de la realidad (me hizo acordar un poco a Michael Jackson en ese sentido), era un solitario empedernido, por no decir ermitaño, gay de armario y megalómano. El castillo -uno de tres que construyó, sin importarle que se estaba endeudando hasta la médula con dinero público-, por empezar, no fue diseñado por un arquitecto sino por un escenógrafo. Así de fuerte era el impulso de Ludwig por refugiarse en un mundo de fanstasía. Además era fan y mecenas de Wagner, y los frescos del castillo reflejan escenas de las historias tradicionales germanas que éste transformara en óperas. Neuschwanstein quedó inacabado; sólo un par de pisos están terminados y abiertos al público. La decoración, fastuosa, una fantasía neogótica-barroca en mayor parte, con toques bizantinos en la sala del trono, muy recargado. Las paredes recubiertas en madera trabajada, el abigarrado diseño y colorido de revestimientos, frescos y tapices le dan al interior una pesadez y oscuridad -no sólo óptica- que desentona estrepitosamente con el entorno natural que rodea el palacio. No estoy diciendo que el interior sea feo: eso sería incorrecto e injusto. Pero es, pongámosle, como si al entrar en la casita de Heidi una se encontrara con un loft todo vidrio, acero y dicroicas. Y no tiene que ver con un tema de lujo: Nymphenburg (donde nació Ludwig II) o Sans-Souci son claros ejemplos de que se puede combinar eficientemente un jardín silvestre con suntuosidad regia. Lo que sí está muy lindo son las habitaciones de servicio (que parecen la cabaña de Heidi, jejeje...) De alguna manera, creo, Neuschwanstein refleja la neurosis de su promotor: un exterior hermoso -dicen las crónicas que Ludwig era muy buen mozo- tras el cual hay un interior oscuro y retorcido. Las fotos adentro no están permitidas, pero en la web oficial hay un tour virtual. ~ Recuerde: Haciendo clic sobre las fotos, se agrandan! ~

1 comentario:

  1. Cuando entré en la página del castillo, me dí cuenta de que ya lo había visto, y luego reparé en que decís que fueron el mes pasado, así que lo ví en el blog de Igna. Como siempre, tu versión es distinta o complementaria. En este caso, en función de la psiquis del trastornado de Ludwig. Un lindo paseo.

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